Economicas Primera Plana

Carretera, trabajo y porvenir: Los 3 deseos de Los Cacaos

8714510144.png
El café, otrora rey del campo, ha cedido protagonismo al limón, el guineo, el plátano y la chinola.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Santo Domingo.- En el corazón de la provincia de San Cristóbal se encuentra el municipio de Los Cacaos, un rincón aún inexplorado del país, al que sus habitantes llaman con orgullo “el valle de Dios”.

El recorrido nos llevó a rodear las montañas, con paradas obligatorias debido a los trabajos de construcción de la carretera, que permitían disfrutar de la vista de sus ríos y un verdor que parece eterno.

El pueblo vibra entre la calma de su naturaleza y las ansias de desarrollo que sus residentes impulsan a diario.

Desde la alcaldía, pasando por organizaciones comunitarias, religiosas y ciudadanos, el consenso es claro: la transformación ha comenzado, pero aún queda camino por recorrer, literalmente.

Los Cacaos sufre desde hace décadas una situación crítica de acceso. Llegar al municipio, incluso desde la cabecera de San Cristóbal, es una travesía que implica curvas cerradas, tramos en mal estado y materiales poco aptos para soportar el tráfico pesado.

“Pedimos paciencia”, ruega Modesto Lara, alcalde del municipio.

“La gente se desespera con razón, pero lo que se está haciendo es grande. Para 2026 vamos a tener una carretera amplia, cómoda, segura e iluminada”, dice el funcionario municipal al equipo de Periódico El Día.

La obra, iniciada en 2023, está a cargo de la Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana (EGEHID) y representa una inversión estatal de más de 4,000 millones de pesos.

Según explicó el alcalde, se han tenido que rediseñar curvas, sustituir materiales inadecuados y planificar la iluminación para mejorar la seguridad nocturna.

“Será una carretera con estándares modernos que cambiará la historia de nuestro pueblo”, asegura.

La comunidad lo sabe. Todos coinciden en que esta vía no solo conectará físicamente a Los Cacaos con el resto del país, sino que detonará el crecimiento económico, facilitará el turismo ecológico y permitirá a sus productos agrícolas llegar con mayor rapidez y seguridad a los mercados.

La economía del municipio está sostenida por el trabajo incansable de hombres y mujeres que viven de la tierra. El café, otrora rey del campo, ha cedido protagonismo al limón, el guineo, el plátano y la chinola. Camiones acuden diariamente a cargar la producción para su venta y exportación.

“Gracias a Dios, aquí ahora hay más empleo que antes”, afirma Ramona Lara, comunitaria y trabajadora de la escuela laboral.

“Yo trabajo, mi hija trabaja, mi hermano también. No está todo resuelto, pero hemos mejorado”.

La presencia de oportunidades ha ayudado a que algunos jóvenes se queden en el municipio, aunque la falta de una fuente de empleo estable obliga a muchos a migrar a la ciudad.

Los comunitarios coinciden en que sus principales malestares son la falta de empleos y las condiciones deterioradas de las calles, que dificultan tanto la vida cotidiana como el desarrollo económico.

La belleza natural del lugar es innegable. Cascadas, bosques y senderos serpentean entre montañas. “Aquí hay un espacio que le llaman el ‘valle de Dios’. Eso está virgen”, dice Lara con una mezcla de respeto y visión.

El ecoturismo, aunque aún en etapa inicial, ya empieza a generar movimiento. “Hay avances en proyectos turísticos. No todo lo solicitado se ha ejecutado, pero hay inversiones y eso genera empleos”, señala el alcalde.

Los residentes reconocen el potencial, pero también los retos: mejorar las vías, formar guías locales, ofrecer servicios básicos y fomentar una cultura de preservación ambiental.

La religiosa Sor Caridad, directora de la escuela laboral del municipio, ve cada día a jóvenes y adultos buscando una salida a la falta de oportunidades a través de la educación.

“Allí enseñamos costura, cocina, repostería, manualidades, informática…”, explica.

Aunque solo cuentan con tres profesores nombrados por el Ministerio de Educación, han logrado mantener una matrícula que ronda los 160 alumnos.

Están a la espera de la activación de un programa del Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (INFOTEP) que les permitirá ampliar su oferta con cursos como cajero bancario y visitador médico.

“Lo que más necesita el pueblo es empleo, para que los jóvenes no tengan que irse”, dice con tono sereno pero firme la religiosa.

El acceso al cementerio es una historia que por años simbolizó el abandono.

“Había que cargar los ataúdes por una loma”, recuerda el alcalde.

La imposibilidad de encontrar un terreno adecuado llevó a una decisión pragmática: en lugar de construir un nuevo cementerio, se construyó una funeraria municipal de seis millones de pesos, que comenzará a operar en agosto.

“Ahora, los más humildes podrán velar a sus muertos con dignidad”, enfatiza.

Además, se trabaja en una calle que conectará la cancha con el hospital, se han construido centros comunales y la gestión municipal ha mejorado la recolección de basura con nuevos equipos donados por el Gobierno.

En medio de todas las carencias, hay algo que los cacaeros defienden con orgullo: la tranquilidad.

“Aquí uno vive bien, como pobre, pero en paz. No hay delincuencia como en la ciudad”, dice doña Cristiana, una viuda que ha criado a su familia en el municipio.

Su vecino, Alberto Martín, coincide: “Aquí todo el mundo se conoce. Si llega alguien nuevo, ya todos lo saben. Eso nos protege. Es un lugar seguro”.

TRA Digital

GRATIS
VER