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LOS ÁNGELES – 17 de mayo de 2024 – El despliegue de la Guardia Nacional en Los Ángeles, ordenado por el expresidente Trump en respuesta a las protestas sobre inmigración, ha desatado una ola de polémica. Esta acción, que involucra a 2.000 efectivos, busca controlar las manifestaciones. Líderes políticos y la comunidad local debaten las justificaciones e implicaciones de la presencia militar, mientras que las autoridades locales, como la alcaldesa Karen Bass, expresan su desacuerdo. Este suceso marca un punto de inflexión en las relaciones entre el gobierno federal y las autoridades locales, poniendo de manifiesto los retos actuales. A medida que la situación evoluciona, los ciudadanos aguardan novedades que ofrezcan claridad.
Los Ángeles se encuentra en el epicentro de la controversia tras la orden del presidente Trump de desplegar la Guardia Nacional en respuesta a las protestas por las redadas de inmigración. La situación ha generado un intenso debate sobre la necesidad y la justificación de esta medida, con opiniones divididas entre líderes políticos y la comunidad local.
El presidente Trump justificó su decisión en redes sociales, afirmando que “Estas protestas de la izquierda radical, instigadas por alborotadores y, a menudo, pagados, NO SERÁN TOLERADAS”. Poco después, autorizó el despliegue de 2.000 efectivos de la Guardia Nacional en Los Ángeles por un período de al menos 60 días. En un memorándum, el presidente argumentó que “En la medida en que las protestas o actos de violencia inhiban directamente la ejecución de las leyes, constituyen una forma de rebelión contra la autoridad del Gobierno de los Estados Unidos”.
Sin embargo, esta acción ha sido recibida con críticas. El gobernador Gavin Newsom calificó el despliegue como “no para satisfacer una necesidad insatisfecha, sino para fabricar una crisis”, sugiriendo que la medida es una exageración innecesaria. La alcaldesa Karen Bass también expresó su desacuerdo, indicando que su oficina intentó comunicarse con la Casa Blanca para transmitir que “no había absolutamente ninguna necesidad de tener tropas sobre el terreno”, pero no obtuvieron respuesta. Bass describió la situación como “Esto es postureo”.
A pesar de la narrativa de caos, la situación en Los Ángeles es más matizada. Si bien ha habido protestas y algunos incidentes de violencia, la mayor parte de la ciudad continúa funcionando con normalidad. Las autoridades locales, incluyendo la policía de Los Ángeles (LAPD), han reconocido que las manifestaciones han sido mayormente pacíficas. El LAPD emitió un comunicado afirmando que “Las manifestaciones en toda la ciudad de Los Ángeles permanecieron pacíficas y elogiamos a todos aquellos que ejercieron sus derechos de la Primera Enmienda de manera responsable”.
No obstante, la presencia de la Guardia Nacional ha generado preocupación y tensión. Karoline Leavitt, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, declaró que “Estas operaciones son esenciales para detener e invertir la invasión de criminales ilegales en los Estados Unidos. A raíz de esta violencia, los débiles líderes demócratas de California han abdicado por completo su responsabilidad de proteger a sus ciudadanos”. Además, el presidente Trump anunció que “(A) partir de ahora, NO SE PERMITIRÁ el uso de MÁSCARAS en las protestas. ¿Qué tienen estas personas que esconder, y por qué???”, añadiendo otra capa de controversia a la situación.
Expertos legales han ofrecido diferentes interpretaciones sobre la legalidad del despliegue de la Guardia Nacional. Erwin Chemerinsky, decano de la facultad de derecho de UC Berkeley, calificó la medida como “impactante”. Jessica Levinson, profesora de derecho en Loyola Law School, señaló que, aunque inusual, no es inédito que un presidente tome el control federal de las tropas, recordando que ocurrió en 1992 durante los disturbios de Los Ángeles tras el veredicto de Rodney King. Levinson explicó que “Una de las excepciones es cuando hay violencia y la incapacidad del gobierno federal para hacer cumplir las leyes federales. Y eso es exactamente lo que el presidente está argumentando que está sucediendo”.
La situación en Los Ángeles se enmarca en un contexto político más amplio, marcado por tensiones entre el gobierno federal y las autoridades locales de California, especialmente en temas de inmigración. Newsom acusó a Trump de “Quieren violencia. No les den el espectáculo que quieren”. La ciudad, con su diversidad y su inclinación política demócrata, se ha convertido en un símbolo en la guerra cultural que divide a Estados Unidos.
Mientras tanto, la Guardia Nacional continúa llegando a Los Ángeles. El Comando Norte de Estados Unidos informó en redes sociales que la 79ª Brigada de Infantería de Combate [enlace a la publicación] tiene algunos miembros desplegados en la ciudad, con más por venir.
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