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En el imaginario social dominicano, persisten varios mitos sobre la menstruación, muchos de ellos compartidos con otros de la región e incluso de otros continentes. Algunos surgen de la necesidad de controlar los cuerpos femeninos, considerándolas impuras durante la menstruación, limitando sus actividades diarias. Otros, se originan en el desconocimiento de la sexualidad femenina o como intentos desesperados para detener el flujo menstrual. Hoy, desmentimos algunos de esos mitos y explicamos por qué son falsos.
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Está demostrado que tener relaciones sexuales durante la menstruación ofrece múltiples beneficios para la mujer, sobre todo en la reducción de los cólicos menstruales y puede aliviar el dolor lumbar, ya que la hormona oxitocina, liberada durante el orgasmo, tiene efectos analgésicos. De hecho, muchas mujeres reportan mayor deseo sexual en esta fase, debido al aumento de la sensibilidad; por lo tanto, si la pareja se siente cómoda, no habría ningún inconveniente.
No hay evidencia científica que demuestre que el consumo de frutas cítricas, ingeridas o aplicadas sobre la piel, afecte la duración o el volumen del flujo menstrual.
Aunque las posibilidades son bajas, es posible quedar embarazada al tener relaciones sexuales durante la menstruación. Esto puede suceder si la mujer tiene un ciclo menstrual corto y existe la posibilidad de que el espermatozoide (que puede vivir hasta 5 días) espere la liberación del óvulo en la ovulación.
Asimismo, la ovulación puede adelantarse por diversas razones (estrés, factores hormonales) y es posible ser fértil durante la menstruación; por eso se recomienda el uso del preservativo si se tienen relaciones sexuales en este periodo, también porque aumenta el riesgo de infecciones de transmisión sexual al entrar en contacto la sangre y el semen.
Cuando el cuerpo se sumerge completamente en el agua, entre los procesos que realiza para conservar el calor, se encuentra la distribución de la sangre hacia los órganos vitales, ubicados en el tronco. Por eso notamos que manos y pies se ponen pálidos, se arrugan y pierden sensibilidad. El cuerpo prioriza la sangre hacia los órganos vitales, lo que puede hacer que dejemos de menstruar durante largas horas si estamos totalmente sumergidas, y el flujo menstrual regresará después del baño.
Al bañarse en la playa, se cree que la sangre menstrual se esparce en el agua y su olor atrae a los tiburones. Pero esto es falso; no hay evidencia que lo compruebe. La cantidad de sangre generada en la menstruación es de 30 a 80 ml (de 2 a 8 cucharadas por ciclo), insuficiente para ser detectada por el olfato de los tiburones.
No es posible que una mujer que atraviesa un proceso fisiológico natural, como la menstruación, enferme a un bebé lactante, causando malestares gastrointestinales como constipación o estreñimiento, popularmente conocido como “pujo”, por la fuerza que debe hacer el bebé para evacuar.
Algunas mujeres mencionan cambios en su menstruación al lavar el cabello con agua muy fría o al realizarse procedimientos estéticos como alisar o teñir el cabello, pero no hay evidencia suficiente que relacione ambos hechos. No hay contraindicación para realizar ningún procedimiento químico en el cabello.
Al usar detergentes como el cloro, siempre se deben tomar medidas de protección como usar guantes y calzado. El cloro, al contacto con la piel, puede causar irritación, dermatitis, quemaduras, y al inhalarlo, puede causar dificultad respiratoria e irritación de garganta; y si se combina con otros detergentes (error que nunca debemos cometer) puede causar una intoxicación con pérdida del conocimiento. Durante la menstruación, los malestares pueden incrementarse, ya que el dolor de cabeza, cólicos y dolor lumbar son comunes, y la exposición al cloro puede agravar el dolor de cabeza debido a una mayor sensibilidad.
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