Actualidad

¿De dónde proviene la enemistad entre Israel e Irán?

2025 06 748886648.png
Protestas en Irán en abril de 2024, originadas por el asesinato de miembros de la Guardia Revolucionaria.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Protestas en Irán en abril de 2024, originadas por el asesinato de miembros de la Guardia Revolucionaria. Getty Images.

El ejército de Israel inició en la madrugada de este viernes una serie de ataques contra instalaciones nucleares y otros blancos militares en Irán, en lo que denominaron Operación León Naciente.

En una declaración televisada, poco después del inicio de los ataques, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, aseguró que el propósito de los mismos era “contrarrestar la amenaza iraní a la supervivencia de Israel” y advirtió que la ofensiva se prolongaría por los días que fuera necesario.

“Hoy, Irán está más cerca que nunca de tener un arma nuclear. Las armas de destrucción masiva en manos del régimen iraní representan una amenaza existencial para el Estado de Israel y un peligro significativo para el resto del mundo”, declaró.

La contestación de Teherán a estos ataques no se hizo esperar. Irán lanzó en la noche del viernes decenas de misiles balísticos hacia Israel, en lo que describieron como el comienzo de su “respuesta demoledora” a los ataques israelíes de las últimas horas.

La mayor parte de los proyectiles fueron interceptados por los sistemas de defensa israelíes, al igual que el centenar de drones que Irán había enviado a Israel horas antes.

El ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, afirmó que los ataques israelíes eran “una declaración de guerra”.

Estos acontecimientos son el último capítulo de una larga enemistad.

Israel e Irán llevan años inmersos en una rivalidad sangrienta, cuya intensidad varía en función de la coyuntura geopolítica. Su enfrentamiento se ha convertido en una de las principales fuentes de inestabilidad en Oriente Medio.

Para Teherán, Israel es el “pequeño Satán”, aliado en Oriente Medio de Estados Unidos, al que llaman el “gran Satán”.

Israel acusa a Irán de financiar a grupos “terroristas” y de perpetrar ataques contra sus intereses, impulsado por el antisemitismo de los ayatolás.

La rivalidad entre estos “archienemigos” ha dejado una enorme cantidad de víctimas mortales, a menudo como resultado de acciones encubiertas en las que ninguno de los gobiernos admite su responsabilidad.

La tensión entre ambos, sin embargo, ha alcanzado niveles inusuales desde los ataques del 7 de octubre de 2023 de la milicia palestina Hamás contra Israel, en los que murieron 1.200 personas y que dieron inicio a la actual guerra en Gaza.

También se puede leer: Guerra Israel-Irán: embajada dominicana en Tel Aviv cierra sus puertas temporalmente

Desde entonces, Israel ha estado combatiendo a los aliados de Irán en Oriente Medio (Hamás en Gaza, Hezbolá en Líbano y la milicia hutí en Yemen).

Y, lo que quizá es más importante, por primera vez Israel e Irán han empezado a realizarse ataques directos, como los de las últimas horas.

A lo largo de la historia, no obstante, estos dos países no siempre estuvieron enfrentados.

Cómo comenzó la rivalidad entre Israel e Irán

En realidad, las relaciones entre Israel e Irán eran bastante cordiales hasta que en 1979 la Revolución Islámica de los ayatolás tomó el poder en Teherán.

De hecho, aunque Irán se opuso al plan para la partición de Palestina que desembocó en la creación del Estado de Israel en 1948, fue el segundo país islámico en reconocerlo, solo después de Egipto.

En aquel entonces, Irán era una monarquía en la que reinaban los shas de la dinastía Pahlaví y uno de los principales aliados de Estados Unidos en Oriente Medio. Por ello, el fundador de Israel y su primer jefe de gobierno, David Ben-Gurion, buscó y obtuvo la amistad iraní como forma de contrarrestar el rechazo al nuevo Estado judío por parte de sus vecinos árabes.

Pero en 1979 la Revolución de Ruhollah Jomeini derrocó al sha e impuso una república islámica que se presentaba como la defensora de los oprimidos y tenía en el rechazo al “imperialismo” de Estados Unidos y a su aliado Israel una de sus principales señas de identidad.

El nuevo régimen de los ayatolás rompió relaciones con Israel, dejó de reconocer la validez del pasaporte de sus ciudadanos y se apropió de la embajada israelí en Teherán para cedérsela a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que entonces lideraba la lucha por un Estado palestino contra el gobierno israelí.

Alí Vaez, director del Programa para Irán del centro de análisis International Crisis Group, le dijo a BBC Mundo que “la animadversión hacia Israel fue un pilar del nuevo régimen iraní, ya que muchos de sus líderes se habían entrenado y participado en acciones de guerrilla con los palestinos en lugares como Líbano y sentían una gran simpatía por ellos”.

Pero además, cree Vaez, “el nuevo Irán quería proyectarse como una potencia panislámica y enarboló la causa palestina frente a Israel, que los países musulmanes árabes habían abandonado”.

Así, Jomeini comenzó a reivindicar la causa palestina como propia y las grandes manifestaciones propalestinas con apoyo oficial se convirtieron en habituales en Teherán.

Vaez explica que “en Israel la hostilidad hacia Irán no comenzó hasta más tarde, en la década de 1990, porque antes se percibía como una amenaza regional mayor que el Irak de Sadam Husein”.

Tanto es así, que el gobierno israelí fue uno de los mediadores que hizo posible el llamado Irán-Contra, el programa encubierto por el que Estados Unidos desvió armamento hacia Irán para que lo utilizara en la guerra que entre 1980 y 1988 libró contra el vecino Irak.

Pero con el tiempo, Israel comenzó a ver en Irán uno de los principales peligros para su existencia y la rivalidad entre ambos pasó de las palabras a los hechos.

Una “guerra en la sombra” entre Israel e Irán

Vaez señala que, enfrentado también a Arabia Saudita, la otra gran potencia regional, y consciente de que Irán es persa y chiita en un mundo islámico mayoritariamente sunita y árabe, “el régimen iraní se percató de su aislamiento y empezó a desarrollar una estrategia encaminada a prevenir que sus enemigos pudieran algún día atacarle en su propio territorio”.

De esta manera, proliferó una red de organizaciones alineadas con Teherán que llevaban a cabo acciones armadas favorables a sus intereses. La libanesa Hezbolá, considerada como terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, es la más destacada.

Así, Teherán tejió una red que bautizó como “eje de la resistencia”, que se extendía por Líbano, Gaza, Irak, Yemen y Siria. Ese grupo de aliados ha sufrido duros reveses en el último año y medio con la caída del gobierno de Bashar al Asad en Siria y con el debilitamiento de Hamás y Hezbolá en las guerras de Gaza y Líbano.

Y es que Israel no se ha quedado de brazos cruzados y ha intercambiado con Irán y sus aliados ataques y otras acciones hostiles, muchas veces en terceros países, donde financia y apoya a los grupos armados que combaten a los proiraníes.

El pulso entre Irán e Israel ha sido descrito como una “guerra en la sombra” porque ambos países se han atacado mutuamente sin que en muchos casos ninguno de los dos gobiernos admitiese formalmente su participación.

En 1992, el grupo Yihad Islámica, afín a Irán, voló la embajada israelí en Buenos Aires, causando 29 muertos. Poco antes, había sido asesinado el líder de Hezbolá, Abbas al-Musawi, en un atentado ampliamente atribuido a los servicios de inteligencia de Israel.

Para Israel, siempre ha sido una obsesión truncar el programa nuclear iraní y evitar que llegue el día en que los ayatolás dispongan de armas atómicas.

En Israel no creen los mensajes de Irán de que su programa persigue únicamente fines civiles y se acepta ampliamente que fueron los servicios de inteligencia israelíes los que, en colaboración con Estados Unidos, desarrollaron el virus informático Stuxnet, que causó graves daños en las instalaciones nucleares iraníes en la década de los 2000.

Teherán también ha denunciado a la inteligencia israelí como responsable de los atentados contra algunos de los principales científicos a cargo de su programa nuclear.

Israel, junto con sus aliados occidentales, acusaron a Irán de estar detrás de los ataques con drones y cohetes que sufrió su territorio en el pasado, así como de haber perpetrado varios ciberataques.

La guerra civil desatada en Siria desde 2011 supuso otro motivo de enfrentamiento. La inteligencia occidental señala que Irán envió dinero, armas e instructores para apoyar a las fuerzas del presidente Bashar al Assad frente a los insurgentes que buscaban derrocarlo, lo que hizo saltar las alarmas del gobierno de Israel, que creía que la vecina Siria era una de las principales rutas por las que los iraníes enviaban armamento y equipos a Hezbolá en Líbano.

Según el portal de inteligencia estadounidense Stratfor, en diferentes momentos tanto Israel como Irán llevaron a cabo acciones en Siria encaminadas a disuadir al otro de lanzar un ataque a gran escala.

La “guerra en la sombra” llegó en 2021 al mar. Ese año Israel acusó a Irán de ser el responsable de los ataques contra buques israelíes en el golfo de Omán. Irán, por su parte, acusó a Israel de atacar a sus barcos en el mar Rojo.

El ataque de Hamás a Israel

Tras los ataques del 7 de octubre de 2023 de la milicia palestina Hamás contra Israel y la ofensiva militar masiva lanzada por el ejercito israelí en Gaza como respuesta, analistas y gobiernos de todo el mundo expresaron su preocupación de que el conflicto pudiera provocar una reacción en cadena en la región, y un enfrentamiento abierto y directo entre iraníes e israelíes.

Hasta abril de 2024, tanto Irán como Israel habían evitado elevar sus hostilidades y los combates a gran escala. Esto cambió con el lanzamiento ese mes de decenas de drones y misiles por parte de Teherán contra Israel.

Fue la respuesta al ataque isra

TRA Digital

GRATIS
VER