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Jugadores de béisbol tienen diversas opiniones sobre el traspaso de Devers a los Gigantes de San Francisco
El intercambio de Rafael Devers de los Boston Red Sox a los San Francisco Gigantes, a cambio de cuatro jugadores, sigue generando polémica. Más aún cuando dos leyendas del béisbol de Boston, Manny Ramírez y David Ortiz, ofrecieron opiniones totalmente opuestas sobre cómo se manejó la situación y quién es el verdadero responsable de la inesperada salida del pelotero dominicano.
Desde su experiencia personal, Manny Ramírez no dudó en criticar duramente a los Red Sox por la forma en que trataron a Devers. En una conversación en vivo con el periodista dominicano Héctor Gómez, Ramírez aseguró que la organización le faltó el respeto al jugador.
“Devers fue humillado. No es cuestión de orgullo ni de ego. Creo que el equipo no lo respetó ni se comunicó bien con él. Estoy seguro de que a Roger Clemens no le habrían hecho eso. No me imagino a los Yankees diciéndole a Aaron Judge: ‘ahora te moveremos a receptor'”, afirmó el exjugador.
Además, Ramírez lamentó que Devers no tuviera el apoyo interno necesario para manejar la presión y las tensiones con el equipo:
“Devers necesitó personas que lo orientaran ahí en el equipo. Yo no me dejé orientar en mi momento, pero David (Ortiz) y Pedro (Martínez) lo intentaron conmigo. David sí supo escuchar, por eso es una leyenda en Boston. Muchos latinos no salimos bien de los equipos”, reflexionó.
Por su parte, David Ortiz, figura histórica de los Red Sox, responsabilizó directamente a Devers por su salida del equipo. En una conversación telefónica con el periodista Yancen Pujols, el “Big Papi” fue claro: el principal problema fue el ego del pelotero.
“Nadie es indispensable. La única forma de volverse esencial es haciendo las cosas bien en todos los aspectos. El peor enemigo de un jugador es su ego. ¿Y adivina qué hacen los equipos con tu ego? Lo compran”, sostuvo Ortiz.
Ortiz fue más allá al cuestionar la actitud profesional de Devers, señalando que un jugador debe entender que forma parte de una empresa y no puede anteponer sus deseos personales a los intereses del equipo:
“A mí me decían ‘brinca’ y yo brincaba; ‘rueda’ y yo rodaba. Por eso soy un Salón de la Fama y en Boston me adoran. Esto es un negocio. Devers pudo haber sido la cara de la franquicia”, sentenció.
Asimismo, reveló que intentó comunicarse con Devers en varias ocasiones para ofrecerle consejo, pero no recibió respuesta.
“Le escribí muchas veces para aconsejarlo, pero casi nunca respondía. No lo culpo, es un buen tipo, pero definitivamente necesita mejorar su comunicación”, concluyó Ortiz.
Hasta el momento, Rafael Devers no ha ofrecido declaraciones públicas sobre su salida. Por su parte, los Boston Red Sox aseguraron en una rueda de prensa que el traspaso se debió a que “no se pudieron alinear las visiones” entre el jugador y la dirección del club respecto al futuro de la organización.
Las posturas de Ramírez y Ortiz representan dos caras de una misma moneda: el conflicto entre estructura y responsabilidad individual. Mientras Ramírez apunta a la falta de acompañamiento institucional y cultural, Ortiz enfatiza la necesidad de madurez y profesionalismo por parte del jugador.
Ambas leyendas coinciden en algo: Devers tenía el talento y la oportunidad para convertirse en una figura histórica en Boston. Sin embargo, ahora lejos de Fenway Park, queda por ver si en San Francisco encontrará el entorno que le permita escribir un nuevo capítulo a la altura de su potencial.
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