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Amada en Latinoamérica y varios países europeos, la historieta cómica llega por primera vez a Estados Unidos gracias a Elsewhere Editions. La dulce y parlanchina Mafalda le toca la puerta a Donald Trump para cuestionar, sin tapujos, el mundo, la autoridad y las injusticias.
Greta Thunberg le causa más de un quebradero de cabeza a líderes mundiales y empresarios durante la Cumbre sobre la Acción Climática de Naciones Unidas. Desafiante y directa, en su discurso, la activista medioambiental, de entonces 16 años, increpó al poder a dejar las palabras y pasar a la acción concreta.
Desde su puesto y en pleno primer mandato, a Donald Trump no le tembló el pulso para tuitear burlándose de Thunberg y la llamó irónicamente “una niña muy feliz con un futuro brillante”.
Seis años después, otra niña extranjera sin miedo se perfila para plantarle cara al magnate y, quién sabe, quizás volver a irritarlo un poco. Esta vez, desde una historieta.
Creada hace 61 años por el dibujante argentino Joaquín Salvador “Quino” Lavado, Mafalda ha acompañado a varias generaciones a cuestionar con humor y sarcasmo el estado de las cosas (y, de paso, de la sopa en el menú de la casa).
La historieta se convirtió rápidamente en un ícono fuera de su tierra natal y conquistó lectores en todo el mundo, sobre todo en Latinoamérica, España, Portugal, Francia e Italia. En las librerías francesas, por ejemplo, es común encontrar colecciones, almanaques y cuadernos con sus frases.
Estados Unidos, sin embargo, es un caso aparte. Si bien Mafalda ha sido traducida a 30 idiomas, incluido el inglés, la historieta casi no había tenido distribución en el país de Charlie Brown.
Al menos hasta hace una semana. A partir del pasado 10 de junio, el primero de los cinco tomos publicado por Elsewhere Editions y traducido por Frank Wynne se puede conseguir en librerías estadounidenses y en la web de la editorial por dieciocho dólares.
Valiente, cuestionadora y perspicaz, Mafalda y su universo de personajes arquetípicos, como Manolito, Susanita y Felipe, supo ser inmune al paso del tiempo, comprenderse en diferentes contextos socio-políticos y se reinventa justo ahora, en un período de guerras e incertidumbre internacional.
“Es la historieta que Estados Unidos está necesitando en este momento”, declaró a The New York Times el dibujante compatriota de Quino y residente en Estados Unidos, Ricardo Siri.
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