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El mundo al que Kirsty Coventry llega el lunes como la primera mujer y presidenta africana del Comité Olímpico Internacional es muy distinto al que la eligió hace tres meses.
Tomemos como ejemplo Los Ángeles, sede de los próximos Juegos de Verano y baluarte financiero del olimpismo.
La ciudad calificada como un “vertedero” por el presidente estadounidense Donald Trump, se alista para recibir a equipos de más de 200 países en julio de 2028.
La mayoría de los 11.000 atletas, así como miles de entrenadores y funcionarios que participarán en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, habrán visto imágenes de militares desplegados en contra de lo que deseaban las autoridades de la ciudad y el estado.
Un número creciente de países de origen de esos atletas podrían estar en una lista de prohibición de viajes ordenada por Trump, incluyendo Zimbabue, hogar de Coventry, aunque se prometieron excepciones a los participantes olímpicos para venir a EE. UU. A varias jugadoras del equipo femenino de baloncesto de Senegal les negaron visas para una gira de entrenamiento en EE. UU., según informó el primer ministro del país.
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