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Buenos modales en la mesa: ruidos molestos que resultan inapropiados

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En tiempos donde la etiqueta parece relegada a eventos formales, los buenos modales en la mesa siguen siendo un reflejo de respeto hacia los demás.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

En tiempos donde la etiqueta parece relegada a eventos formales, los buenos modales en la mesa siguen siendo un reflejo de respeto hacia los demás. Uno de los aspectos más infravalorados, pero más molestos, son los ruidos innecesarios que a menudo acompañan una comida: sorber, masticar con la boca abierta, golpear los cubiertos, ingerir alimentos ruidosamente, levantar el plato, chupar o lamer los huesos, o incluso hablar con comida en la boca.

Aunque estos hábitos pueden parecer triviales o incluso aceptables en ciertos entornos culturales, en la mayoría de los contextos sociales y profesionales, son considerados signos de descortesía. La etiqueta en la mesa no solo se trata de saber qué cubierto usar, sino de cómo comportarse para que la comida sea un momento agradable para todos.

Ruido que incomoda

“El sonido de alguien masticando con la boca abierta puede generar un nivel de molestia que va más allá de la incomodidad”, explica la psicóloga Mariana E. López, especialista en comportamiento social, “En algunos casos puede incluso activar una respuesta de estrés o ansiedad en personas sensibles a estímulos auditivos” explica en su Instagram https://www.instagram.com/p/Ch1SQYmK3WH/

Este fenómeno tiene nombre: misofonía. Aunque no es común en todos, basta con que una persona en la mesa lo sufra para que la experiencia se torne desagradable. Y si bien no todos tienen esta condición, muchas personas simplemente encuentran grosero o molesto escuchar cómo otro mastica o sorbe su bebida.

Educación o descuido

No siempre se trata de mala intención. A menudo, estos comportamientos son resultado de una falta de educación formal en modales de mesa, o bien de una cultura familiar donde no se consideraban importantes. Sin embargo, en ambientes laborales, cenas sociales o encuentros multiculturales, estos pequeños detalles pueden marcar una gran diferencia en la percepción que los demás tienen de nosotros.

Según López “No se trata de juzgar”, “sino de tomar conciencia”. Al igual que cuidamos nuestro lenguaje al hablar con otros, también deberíamos cuidar lo que comunicamos con nuestros gestos y sonidos en la mesa”.

El arte de comer en silencio

Adoptar buenos modales es más sencillo de lo que parece. Masticar con la boca cerrada, no hablar con la boca llena, evitar ruidos al sorber líquidos o al mover los cubiertos, y no hacer sonar el plato con los cubiertos al final de la comida, son prácticas sencillas que mejoran notablemente la convivencia.

En un mundo que valora cada vez más la empatía y la inteligencia emocional, los buenos modales no están pasados de moda: están más vigentes que nunca.

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