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“Confié en él y creo que ha demostrado ser un gran líder y un gran aliado de Israel. Nadie es comparable a él”, afirmó en una conferencia de prensa.
Según Netanyahu, con los bombardeos de Estados Unidos a infraestructuras nucleares en Irán, Israel ha logrado éxitos sin precedentes en su ofensiva.
Netanyahu resaltó el “excelente trabajo” llevado a cabo por su “gran amigo” Trump al bombardear la instalación nuclear iraní de Fordó, a la que se le causó, dijo, “un daño inmenso”.
Según fuentes del Pentágono, los bombardeos estadounidenses incluyeron esta instalación nuclear secreta y se llevaron a cabo con bombas antibúnker GBU-57, de más de 13 toneladas cada una, diseñadas para penetrar profundamente en estructuras fortificadas antes de detonar.
“Hemos alcanzado mucho, y ahora, con la ayuda del presidente Trump, nos acercamos aún más a cumplir nuestras metas: estamos desmantelando y eliminando la amenaza”, explicó el primer ministro.
Netanyahu dijo que han cooperado con EE.UU. en Irán “con inteligencia”. “Algún día les hablaré de nuestras conversaciones, mis pláticas con mi amigo el presidente Trump y la colaboración entre nuestros ejércitos y nuestra inteligencia. Hay muchísimos detalles interesantes”, indicó.
Y agregó que, si bien no puede detallar “todos los planes ni toda la información”, hay objetivos en Irán que han sufrido “golpes muy severos”.
“Trabajo con el presidente Trump en una extraordinaria cercanía y coordinación”, dijo Netanyahu, para quien nunca ha existido “tanta coordinación entre un presidente estadounidense y un primer ministro israelí”.
Netanyahu calificó a Trump como un “gran líder” que, “a la hora de la verdad”, hizo “lo correcto para Estados Unidos”, para “el mundo libre” y “la civilización” respaldando a Israel en su ataque a Irán.
Desde el inicio de la ofensiva israelí el 13 de junio, en Israel murieron 24 personas -además de una mujer que sufrió un infarto en un búnker- mientras que en Irán el Ministerio de Sanidad eleva la cifra de fallecidos a 400, aunque un grupo de derechos humanos con sede en Washington eleva la cifra de muertos a 850.
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