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El Parlamento Iraní aprobó el domingo pasado una medida para obstaculizar el acceso al estrecho de Ormuz, una vía marítima crucial que conecta los países del Golfo Pérsico con el resto del mundo, especialmente para el transporte de petróleo y gas natural licuado.
Si bien esta decisión aún debe ser validada por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, Irán podría afectar, con el cierre temporal de esta ruta marítima, a más del 20% de la distribución global de estos combustibles.
Por lo que el senador del Distrito Nacional, Omar Fernández, considera imperativo que el Gobierno dominicano actúe “sin demora” en fortalecer mecanismos alternativos para el suministro de estos productos, buscando otros Estados estratégicos.
Fernández advirtió que, de concretarse la inhabilitación de esta zona comercial, República Dominicana experimentaría aumentos considerables en combustibles, transporte, alimentos y servicios, “generando un nivel mayor de inflación al que ya enfrentamos”.
“Al depender casi por completo de la importación de hidrocarburos, un alza de esta magnitud en el precio del barril se traduciría en incrementos significativos en gasolina y gas doméstico”, manifestó a través de una carta compartida en su cuenta de la red social X.
Además, agravaría el “desacelerado crecimiento económico local”, sumando el costo de la deuda, lo que terminaría por “erosionar” el poder adquisitivo de las familias dominicanas, “especialmente aquellas que dependen de las remesas”.
El legislador entiende que las autoridades dominicanas, empleando reservas estratégicas o energías renovables, no podrían mitigar de forma inmediata las consecuencias provocadas por la guerra en Oriente Medio, entre Irán e Israel.
Por esta razón, insistió en la importancia de identificar alternativas para la adquisición de estos compuestos orgánicos, ya que esto permitirá “garantizar la seguridad en las condiciones de vida de los dominicanos ante el creciente clima de conflicto”.
En este escenario, se han perpetrado numerosos actos de sabotaje contra petroleros de diversas banderas. También se derribaron drones militares estadounidenses e iraníes sobre esta zona marítima, un recrudecimiento de la tensión entre Washington y Teherán, precipitado por la salida de la administración Trump del acuerdo nuclear iraní y la reimposición de sanciones contra la República Islámica.
El miércoles pasado, Donald Trump alimentó la duda sobre la posibilidad de que Estados Unidos llevara a cabo ataques contra Irán: “nadie sabe lo que voy a hacer”. El día anterior, había pedido a Teherán que se “rindiera incondicionalmente”. Sin embargo, la incertidumbre duró solo unos tres días, ya que el sábado pasado informó de una primera intervención militar en apoyo a Israel.
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