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Washington, D.C. – El mensaje de los cárteles mexicanos en Estados Unidos es directo y preocupante: “Estamos aquí. Estamos entre ustedes”.
Así lo alertó el agente especial de la DEA, Matthew W. Allen, durante una audiencia del Comité Judicial del Senado de EEUU, donde detalló cómo el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha mantenido operaciones de vigilancia en territorio estadounidense contra agentes federales, en un claro intento de intimidación y de ampliar su influencia criminal.
Allen reveló que durante el juicio de Rubén Oseguera González, alias “El Menchito” — hijo del líder del CJNG, Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho” — miembros del cártel llevaron a cabo tareas de espionaje contra personal de la DEA en Washington.
“No se ocultan. Nos vigilan aquí, como lo hacen en México. He perdido a muchos amigos en esta agencia”, declaró.
La audiencia, titulada “La delgada línea azul que protege a Estados Unidos de los cárteles”, buscó dimensionar el peligro que representan estas organizaciones criminales para las fuerzas del orden y los ciudadanos.
Allen denunció represalias violentas del CJNG tras la captura del Menchito: el asesinato de la hija de un informante, un ataque armado contra su esposa y el homicidio de un elemento de la Marina mexicana.
Rubén Oseguera fue sentenciado a cadena perpetua y una multa de más de 6 mil millones de dólares por tráfico de metanfetaminas y cocaína, así como por el uso de armas.
La DEA cateó su residencia y encontró un millón de dólares en efectivo, relojes Rolex, bolsos de diseñador y artículos de lujo valorados en 2.25 millones de dólares.
“El Guacho” había fingido su muerte en México, tras estar involucrado en el secuestro de dos marinos en 2021, en represalia por la detención de Rosalinda González Valencia, esposa del Mencho.
Adoptó una identidad falsa y disfrutó del “sueño americano” mientras lideraba operaciones del CJNG desde el extranjero.
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La DEA mantiene vigente una recompensa de 15 millones de dólares por información que lleve a la captura de Nemesio Oseguera, quien, junto a su hermano Don Rodo, aún lidera el cártel.
Las autoridades estadounidenses han clasificado al CJNG como una organización terrorista y han congelado bienes de sus líderes.
La audiencia del Senado reflejó una creciente preocupación en Washington por la capacidad del CJNG de infiltrarse, operar e incluso amenazar la seguridad dentro de territorio estadounidense. “Ya no se esconden en las sombras. Compran en nuestras tiendas, envían a sus hijos a nuestros colegios y lavan muerte a través del sueño americano”, sentenció Allen.
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