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La cinofobia se define como un temor persistente e irracional hacia los perros. Es una de las fobias más comunes y puede ser causada por varios eventos, siendo el más frecuente una mala experiencia con estos animales en la infancia, que incluso la persona afectada no logra recordar.
A continuación, exploramos qué es la cinofobia, sus causas y posibles tratamientos.
**Causas de la cinofobia**
Según la Clínica Mayo, como sucede con otras fobias específicas, el origen de la cinofobia generalmente está asociado a una experiencia traumática en la infancia o adolescencia, como haber sufrido un ataque o susto causado por un perro.
Este tipo de vivencias pueden dejar una marca emocional profunda que se manifiesta años después en forma de miedo irracional.
Sin embargo, no todas las personas con fobia a los perros han experimentado un evento traumático. En ciertos casos, la causa puede ser una educación basada en la sobreprotección, donde el entorno familiar transmite una imagen negativa o peligrosa de estos animales.
También existen situaciones donde no se identifica un desencadenante claro, y la fobia se origina por una combinación de factores biológicos, genéticos o contextuales que afectan el sistema nervioso, según la Clínica Mayo.
**Síntomas del miedo extremo a los perros**
Los síntomas de la cinofobia se clasifican dentro de los trastornos de ansiedad. Según la Clínica Mayo, ante la presencia — o incluso la anticipación — de un perro, la persona puede experimentar un aumento repentino del ritmo cardíaco, dificultad para respirar, sudoración excesiva, presión en el pecho y temblores.
En el ámbito conductual, quienes padecen esta fobia suelen reaccionar con angustia, pánico o una sensación de pérdida de control. Es común que adopten comportamientos de evitación, como cambiar de acera, no visitar ciertos lugares o cancelar planes ante la posibilidad de encontrarse con un perro.
**Tratamiento para superar la cinofobia**
Las fobias específicas, como la cinofobia, cuentan con tratamientos efectivos. Según la Clínica Mayo, el más recomendado es la terapia cognitivo-conductual, que busca modificar tanto los pensamientos disfuncionales como las respuestas de comportamiento que mantienen el miedo.
Esta terapia incluye trabajar sobre las creencias erróneas acerca de los perros, así como la implementación de técnicas de exposición gradual.
Este proceso, según la Clínica Mayo, consiste en acercar a la persona, de forma progresiva y controlada, a situaciones relacionadas con su miedo. Puede comenzar con imágenes o videos y avanzar, dependiendo de la evolución, hasta el contacto directo con el animal.
El objetivo es generar experiencias nuevas, neutras o positivas, que permitan reemplazar los recuerdos negativos previos. Según la Clínica Mayo, todo este proceso debe ser guiado por un profesional especializado para garantizar su eficacia y seguridad.
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