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La noche del sábado en Houston se volvió repentinamente tensa durante el concierto de Beyoncé, cuando la artista, suspendida en el aire en un Cadillac rojo, observó cómo el vehículo comenzaba a inclinarse de forma peligrosa.
“¡Paren! Paren, paren, paren, paren”, exclamó la cantante de 43 años, interrumpiendo de golpe la interpretación de su balada country “16 Carriages”.
La escena, presenciada por miles de asistentes en el NRG Stadium, acaparó la atención y generó una oleada de reacciones tanto en el lugar como en redes sociales.
El incidente, que pudo haber tenido consecuencias graves, acabó sin heridos y con la artista descendiendo sonriente, saludando a sus seguidores y reafirmando su conexión con ellos. “Si alguna vez me caigo, sé que ustedes me atraparán”, expresó.
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El espectáculo, parte de la gira Cowboy Carter, se caracteriza por su despliegue técnico y visual, con elementos escénicos de gran complejidad.
Uno de los momentos más esperados es precisamente el sobrevuelo de la artista en el Cadillac suspendido por cables, que la transporta por encima de los asistentes hacia el final del concierto.
Sin embargo, la sofisticación del montaje le jugó una mala pasada. El automóvil comenzó a inclinarse lentamente hacia un lado, obligándola a aferrarse a un mástil para mantener el equilibrio.
El público, primero sorprendido y luego aliviado, acompañó con aplausos el descenso controlado de la estrella hasta el suelo. La reacción de la intérprete fue inmediata y serena. Pidió que se detuvieran mientras la música cesaba y el equipo técnico intervenía.
El silencio se apoderó del estadio durante unos instantes, hasta que Beyoncé fue bajada cuidadosamente y pudo abandonar el vehículo sin incidentes.
La ovación del público no se hizo esperar, y la intérprete, lejos de mostrar nerviosismo, sonrió y saludó a los asistentes, quienes respondieron con muestras de apoyo y cariño.
La empresa Parkwood Entertainment, responsable de la producción, emitió un comunicado poco después del incidente.
“Un fallo técnico provocó que el coche se inclinara”, explicó la compañía. “Fue bajada rápidamente y nadie resultó herido. El espectáculo continuó sin más contratiempos”, añadió el comunicado.
La profesionalidad de la artista y su equipo permitió que, tras una breve pausa, el concierto se reanudara y Beyoncé completara la interpretación de “16 Carriages” antes de cerrar la noche con el tema “Amen”.
El episodio no tardó en hacerse viral en redes sociales, donde los seguidores compartieron vídeos del momento y recordaron una frase ya célebre de la cantante: “alguien va a ser despedido”, que pronunció en 2010 durante un problema de iluminación en otro concierto.
La gira Cowboy Carter ha sido descrita como un derroche de energía y creatividad, con una duración de tres horas y una puesta en escena que incluye chaparreras, botas vaqueras y la participación ocasional de las hijas de la artista, Blue (13 años) y Rumi (8 años).
El concierto en Houston representó la vigésima tercera parada de un total de 32, y la gira concluirá el mes que viene en Las Vegas.
El show ha batido récords de venta de entradas en recintos emblemáticos como el Tottenham Hotspur Stadium de Londres y el Stade De France de París, donde la propia Beyoncé ostentaba el récord anterior.
Cabe señalar que no es la primera vez que la artista enfrenta problemas técnicos durante sus presentaciones. En una ocasión anterior de la misma gira, un robot encargado de servirle una bebida falló en su cometido, derramando whisky Sir Davis en el escenario y obligando al equipo a limpiar el desorden.
Durante la gira On The Run II en 2018, que realizó junto a su esposo Jay-Z, una plataforma móvil se averió, lo que obligó a la estrella pop a descender por una escalera vestida con un leotardo de lentejuelas y tacones, una imagen que quedó grabada en la memoria de sus seguidores.
El incidente del sábado en Houston, aunque breve, puso a prueba la capacidad de reacción tanto de la artista como de su equipo técnico. La calma con la que la cantante gestionó la situación fue destacada por los asistentes.
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