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Policías nacionales aguantando el sol en la cumbre de la ONU

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O peor: presume de sensibilidad animalista mientras sus decisiones demuestran lo contrario.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Sevilla, finales de junio. Rozando los 50 grados. Sensación térmica incluso superior sobre el pavimento. Y en medio de esta ola de calor sofocante, se celebra una cumbre internacional de la ONU, movilizando a cientos de agentes de la Policía Nacional, muchos de ellos trabajando al raso durante horas, con chalecos antibalas, uniformes azul oscuro y bajo el sol sevillano inclemente. ¿A quién se le ocurrió esta brillante idea? ¿En qué mente cabe organizar un evento de este tipo en una de las ciudades más calurosas de Europa, justo en estas fechas?

Pero si la situación para los agentes humanos ya es dura, lo que están sufriendo los perros detectores de explosivos es directamente inhumano. Animales adiestrados, leales, eficientes y valientes, forzados a trabajar en condiciones extremas, con las almohadillas quemándose sobre el suelo caliente y sin una logística pensada para protegerlos del calor. ¿Y qué dice el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska? Nada. O peor: presume de sensibilidad animalista mientras sus decisiones demuestran lo contrario.

El contraste es indignante. Mientras las delegaciones internacionales disfrutan de hoteles climatizados, salones con aire acondicionado y carpas de sombra, nuestros policías nacionales — profesionales ejemplares — y sus compañeros caninos lo sufren todo: insolación, agotamiento, deshidratación. ¿Es esto lo que se merece quien protege a diario a la ciudadanía y al Estado?

No se trata solo de una mala planificación: es una falta de respeto, de previsión y de humanidad. La vida y la salud de estos trabajadores — humanos y animales — se ha puesto en riesgo por una absurda elección de fechas y sede. Sevilla en julio no es lugar para hacer política internacional al aire libre. Es una auténtica irresponsabilidad.

Basta ya de mirar hacia otro lado. Los responsables de este desastre deben dar explicaciones. Y Marlaska, si realmente cree en el bienestar animal y en el valor de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, ya tarda en pedir disculpas y asumir consecuencias.

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