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Gómez indicó que esto no es un hecho aislado, sino parte de un patrón de violencia de género que va en aumento, perpetrado por agentes del orden. En lo que va de año, varios casos de feminicidios, violencia doméstica y suicidios han sido cometidos por miembros activos o retirados de las fuerzas de seguridad del Estado.
Esta situación ha dejado no solo mujeres asesinadas, sino también hijos huérfanos y familias seriamente traumatizadas.
En enero, precisamente el 19, se dio a conocer la información de dos mujeres asesinadas en La Vega, a manos de un segundo teniente de la Policía Nacional.
El miembro del cuerpo del orden ultimó a su pareja Arianny Meilyn Marte, de 25 años, y a su suegra, Maricela Rodríguez Marte, de 51. Según familiares, el hombre era reincidente en actos de violencia.
En el mismo mes, pero el día 30, un sargento retirado de la Policía de 60 años mató a su expareja de 51 en el sector Doña Antonia, Sabana Toro, en San Cristóbal y, tras cometer el crimen, el hombre se quitó la vida.
“Esto evidencia una vulnerabilidad ante trastornos mentales, una mala gestión de conflictos que tienen muchos miembros de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas, con el agravante de tener conflictos familiares y de pareja y estar armados”, puntualizó el psiquiatra.
Detalló factores de alto riesgo como trastornos no tratados, mala gestión de la ira y los impulsos, y una cultura machista profundamente arraigada, con el agravante de estar armados.
Indicó que estas condiciones, en conjunto, convierten a algunos miembros en “parejas de alto riesgo”, con capacidad de causar un daño irreparable.
Sin embargo, a pesar de las señales, las redes de protección no se activan a tiempo, y muchas denuncias o llamados de auxilio quedan sin respuesta o seguimiento.
El psicoterapeuta recomendó que se activen los protocolos dentro de los organismos de seguridad del Estado.
Gómez instó al ministro de Defensa, al jefe de la Policía y a la ministra del Interior y Policía a que, a través de estos protocolos, se identifique y atienda con urgencia a los individuos que presenten conflictos emocionales, comportamientos violentos o disfunción en relaciones familiares.
“Es imprescindible que estas personas reciban terapia individual, terapia de pareja o familiar, y se les retire temporalmente el acceso a armas”, afirma el psiquiatra.
El expresidente de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría precisó que, entre los factores que inciden en hombres violentos contra sus parejas, están un sistema de creencias distorsionado y limitado, arraigado en la cultura machista, que los lleva a pensar que las mujeres son de su propiedad o que estas no los pueden dejar.
“Esa cultura machista de posesión, de lo que llaman crisis de identidad, que no aceptan ser dejados ni que rompan o terminen las relaciones, ese sistema de creencias distorsionado lleva a muchos hombres a la violencia”, insistió.
Resaltó, además, que se trata de hombres con poca inteligencia emocional, con pocas habilidades y destrezas para manejar los conflictos de manera asertiva.
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