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Emma está decidida a liderar una campaña para reforestar la ciudad. Forzando a las autoridades a plantar árboles por todas partes y prohibiendo a la compañía eléctrica que acabe con nuestro tesoro verde, lo que hace que la ciudad sea más fresca y habitable, y lo que Emma se propone, lo logra con una alta probabilidad de éxito.
Emma está en pie de guerra contra todos los que forman parte del Ministerio de Obras Públicas y contra el Gobierno en general. No puede concebir que estos personajes atenten contra un parque tan importante como el Botánico.
Ella era muy amiga del famoso arquitecto Benjamín Paiewonsky que concibió y construyó el famoso parque, reconocido mundialmente como uno de los más importantes del mundo.
Cuando venía a casa, pues éramos muy amigos y colegas en la universidad, él era el decano y yo la directora de las carreras. Emma se esmeraba en atenderlo como se merecía, además de conversar sobre las plantas medicinales, tan del gusto de mi fiel ayudante.
Es más, se atrevía a darle recetas ancestrales, para todo tipo de dolencias, asegurándole que curaban, mejor que las píldoras que recetaban los médicos. Benjamín, con su amabilidad característica, se apresuraba a anotar las recetas, prometiéndole a Emma que se encargaría de difundirlas, ya que el Jardín Botánico, patrocinaba todo lo relacionado con el herbolario nacional.
El fin de semana, Emma lo dedica a recorrer todos los parques con los que cuenta la ciudad, fruto del afán visionario de un presidente muy criticado, pero que convirtió la ciudad en un lugar fresco. Con parques por doquier, para el disfrute y descanso de la ciudadanía y para purificar el aire de la capital.
Volvió a casa refunfuñando, me dijo que muchos de los parques están descuidados como si al gobierno y al ayuntamiento no les importaran esos lugares tan importantes para la salud ciudadana. Se lamentó de que esta ciudad se ha convertido en una selva de cemento sin posibilidad de respirar y me pronosticó que si ocurría un terremoto, los desastres serían numerosos.
Menos mal que vivimos en un sector rodeado de verde por todas partes y además tenemos nuestro jardincito particular, donde Emma ha dedicado un área a plantar plantas con las que curar absolutamente todo.
Pero la preocupación de mi fiel cocinera es acertada, aquí debe haber más parques. Antiguamente, había una disposición que obligaba a construir un parque en cada urbanización. Parece que, al gobernante actual, se le olvidó esa disposición y permiten la construcción de edificios tras edificios, sin espacios para respirar.
Emma está decidida a emprender una campaña para reforestar la ciudad. Forzando a las autoridades a plantar árboles por todas partes y prohibiendo a la compañía eléctrica que acabe con nuestro tesoro verde, lo que hace que la ciudad sea más fresca y habitable, y lo que Emma se propone, lo logra con una alta probabilidad de éxito.
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