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Es el tercer año consecutivo que se rompe el récord de la tasa de exención, y la gran mayoría son padres que rechazan las vacunas por razones no médicas.
Las tasas de vacunación en los jardines de infancia en Estados Unidos disminuyeron de nuevo el año pasado y la proporción de niños con exenciones alcanzó un máximo histórico, según datos federales publicados el jueves.
El porcentaje de niños exentos de los requisitos de vacunación aumentó a 4,1%, frente al 3,7% del año anterior. Es el tercer año consecutivo que se bate el récord de la tasa de exención, y la gran mayoría son padres que evitan las vacunas por razones no médicas.
Mientras tanto, el 92,5% de los niños de kínder durante el ciclo 2024-25 recibieron sus vacunas obligatorias contra el sarampión, las paperas y la rubéola, una ligera disminución respecto al año anterior. Antes de la pandemia de COVID-19, la tasa de vacunación era del 95% — el nivel que hace improbable que una sola infección desencadene un brote.
Los números de vacunación se publicaron mientras Estados Unidos experimenta su peor año de infecciones de sarampión en más de tres décadas, con más de 1.300 casos hasta ahora.
“La preocupación, desde luego, es que con una nueva disminución en la cobertura (de vacunación), vamos a ver aún más casos de sarampión en los próximos meses”, destacó el doctor Sean O’Leary, de American Academy of Pediatrics.
Es posible que los brotes de este año puedan motivar a más padres a vacunar a sus hijos antes de que vayan a la escuela, dijo O’Leary, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas en la Universidad de Colorado.
Pero el doctor Philip Huang no es optimista en que eso vaya a suceder. Texas resultó particularmente afectado por el sarampión este año, al registrar más de la mitad de los casos reportados a nivel nacional. A pesar de eso, el estado aprobó una ley que facilita a los padres de familia obtener exenciones para los requisitos escolares de vacunación para sus hijos.
“Es una locura”, declaró Huang, director de salud del condado de Dallas.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus iniciales en inglés) tradicionalmente publican los datos de cobertura de vacunación en su Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad. Los funcionarios del CDC suelen hablar sobre las tendencias y posibles explicaciones, y enfatizan la importancia de las vacunaciones. Este año, la agencia publicó los datos en línea de manera discreta y, cuando se le preguntó al respecto, envió un comunicado por correo electrónico.
“La decisión de vacunar es personal. Los padres deben consultar a sus proveedores de atención médica sobre las opciones para sus familias”, dice el comunicado, añadiendo: “La vacunación sigue siendo la forma más efectiva de proteger a los niños de enfermedades graves como el sarampión y la tos ferina, que pueden llevar a hospitalizaciones y complicaciones de salud a largo plazo”.
La redacción respecto a la importancia de las vacunaciones es más ambigua que en el pasado. Esto coincide con las palabras del secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., una voz líder en el movimiento antivacunas antes de que el presidente Donald Trump lo pusiera a cargo de las agencias federales de salud.
O’Leary destacó los cambios en el mensaje de los CDC, el cual prioriza la elección personal sobre la protección comunitaria.
“Debilitar de cierta manera la redacción o el mensaje que se envía es muy preocupante, porque lo que dicen importa”, dijo.
Los funcionarios de salud pública se centran en las tasas de vacunación de los niños de jardín de infantes porque las escuelas pueden ser focos de gérmenes y puntos de partida para brotes comunitarios.
Durante años, esas tasas fueron altas, gracias en gran parte a los mandatos de asistencia escolar que requerían vacunas clave. Todos los estados y territorios de Estados Unidos requieren que los niños que asisten a guarderías y escuelas estén vacunados contra varias enfermedades, incluyendo sarampión, paperas, polio, tétanos, tos ferina y varicela.
Todos los estados permiten exenciones para niños con condiciones médicas que les impiden recibir ciertas vacunas. Y la mayoría también permite exenciones por razones religiosas o por motivos no médicos.
En la última década, el porcentaje de niños de jardín de infancia con exenciones médicas se ha mantenido estable, en alrededor del 0,2%. Pero el porcentaje con exenciones no médicas ha aumentado.
Las tasas pueden verse influenciadas por políticas que dificultan o facilitan obtener exenciones, y por actitudes locales entre familias y médicos sobre la necesidad de vacunar a los niños. La desinformación en línea y la división política que surgió en torno a las vacunas contra el COVID-19 han llevado a más padres a cuestionar las vacunas infantiles de rutina, dicen los expertos.
Según los datos del CDC, el 15,4% de los niños de kínder en Idaho contaban con una exención para una o más vacunas durante el último año escolar. Pero en Connecticut la tasa era menor al 0,5%.
Es una buena noticia que la gran mayoría de los padres continúen vacunando a sus hijos, dijo O’Leary. Y es notable que haya una brecha entre el porcentaje vacunado y el porcentaje que está exento, lo que significa que probablemente hay problemas de acceso no resueltos, añadió.
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