Primera Plana Salud

El dolor que no se ve

8797328674.png
Para los médicos, no hay mayor satisfacción que cuando sus pacientes expresan gratitud por su mejoría.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Para los médicos, no hay mayor satisfacción que cuando sus pacientes expresan gratitud por su mejoría. Habrá excepciones, pero la mayoría de los colegas se sentirán contentos, realizados, al observar -gracias a sus adecuadas indicaciones, intervenciones y tratamiento- el rostro satisfecho de sus pacientes y familiares porque “estoy bien, doctor”; “he vuelto a la vida”; “me siento diferente”; “no tengo cómo pagarle”; “usted es mi ángel”.

Sin embargo, no siempre se obtiene la respuesta deseada; hay veces en que el paciente reincide en sus visitas, con dolores continuos, insomnio implacable, diversas molestias e inespecíficas. La generalización del sufrimiento, lo impreciso, pero a la vez insistente e irritante de lo que dice sentir, ya que, en su desesperación, el paciente no puede precisar con exactitud dónde le duele más y qué tanto duele. Se vuelven reiterativas, quejas que se suman a las anteriores y que llevan al doctor/doctora a cuestionarlas y cuestionarse. Nada le agrada ni satisface, un rostro de amargura permanente que al parecer solo sabe lamentarse.

Podría leer: Los desafíos de ser padre

Los trastornos del sueño son parte de sus quejas, aunque la familia se molesta, porque, según ellos, duerme mucho e insiste en su fatiga. El cansancio no tiene pausa, ni causa aparente. Las manifestaciones ansiosas y depresivas son una constante. Con los datos hasta ahora mencionados, de seguro querido lector, ya sabe usted que nos referimos a la Fibromialgia.

Trastorno caracterizado por dolor músculo-esquelético crónico generalizado. Actualmente, se considera un síndrome de sensibilización central porque el problema principal no está en los músculos ni en las articulaciones, sino en cómo el sistema nervioso central percibe y procesa el dolor, manifestándose como un aumento de la respuesta a estímulos dolorosos, dolor ante estímulos que normalmente no lo producen, persistencia del dolor aun sin daño tisular evidente, niveles disminuidos de serotonina, dopamina e incrementados de sustancia P y glutamato, todos relacionados con la modulación del dolor.

Es multifactorial: genética, sexo femenino, historial personal o familiar de dolor crónico, infecciones virales, trauma físico o emocional, cirugías, estrés crónico, mal sueño, inactividad física, conflictos psicosociales.

Se acompaña de una variabilidad de manifestaciones clínicas: dolor músculo-esquelético generalizado, persistente por al menos tres meses y no atribuible a otra causa. Fatiga intensa, que no mejora con el descanso, interfiriendo con las actividades diarias. Trastornos del sueño. Trastornos cognitivos: dificultad para concentrarse. Rigidez matutina. Dolor aumentado ante estímulos que normalmente duelen, dolor ante estímulos leves que normalmente no lo harían (presión, tacto, temperatura). Puede afectar gravemente el funcionamiento diario. Muchas personas presentan limitaciones laborales, sociales y familiares. El dolor persistente, junto con la fatiga y la dificultad para concentrarse, interfiere con las actividades cotidianas.

Los síntomas de ansiedad, depresión y trastornos adaptativos son frecuentes y bidireccionales. Pueden ser causa y consecuencia del dolor crónico. El estigma, la incomprensión del entorno, la sensación de invalidez, contribuyen al deterioro del estado emocional.

Puede coexistir con enfermedades como: síndrome de intestino irritable, migraña, cistitis intersticial, síndrome de fatiga crónica, trastornos temporomandibulares, lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, enfermedad de Sjögren, dificultando su diagnóstico y abordaje terapéutico.

El mayor temor de los pacientes con fibromialgia suele ser “no ser creídos” o “comprendidos”, tanto por los profesionales de la salud como por su entorno social y familiar.

No es una enfermedad progresiva ni mortal, pero, es crónica y debilitante si no se aborda de manera adecuada. Por lo que, con un manejo integral, muchos logran mejorar su funcionalidad y calidad de vida.

Sugerencias:

El dolor que no se ve, también duele. Acompañemos a quienes lo viven con empatía y profunda comprensión de su lucha cotidiana.

TRA Digital

GRATIS
VER