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La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de Estados Unidos llevó a cabo audiencias de investigación entre el miércoles y el viernes, con exhaustivos interrogatorios a expertos y representantes de las partes involucradas.
La pesquisa sobre el choque fatal entre un avión de pasajeros y un helicóptero militar estadounidense, ocurrido en Washington en enero, desveló discrepancias de varias decenas de metros en la altitud que mostraban los instrumentos de la aeronave militar, según las audiencias de esta semana.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de Estados Unidos realizó audiencias de investigación entre el miércoles y el viernes, con extensos interrogatorios a expertos y representantes de las partes implicadas.
La colisión, que causó la muerte de 67 personas, tuvo lugar el 29 de enero cerca del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington entre un helicóptero militar Sikorsky Black Hawk, que efectuaba un vuelo de entrenamiento, y un Bombardier CRJ700 operado por una filial de American Airlines.
Jennifer Homendy, directora de la agencia, informó que poco antes del choque el piloto del helicóptero había reportado una altitud de 91 metros, mientras que su piloto instructor señalaba 121.
“En este momento, ignoramos la causa de la divergencia entre ambos (…) En el momento de la colisión, el Black Hawk estaba a 84 metros. No obstante, quiero advertir que esto no implica que (…) eso haya visto la tripulación del Black Hawk en los altímetros barométricos de la cabina”, declaró Homendy.
En las audiencias se reveló que tres Sikorsky Black Hawk pertenecientes al mismo batallón fueron sometidos a prueba en el marco de la investigación y también demostraron discrepancias entre las altitudes que exhibían los altímetros de radar y los barométricos.
En un entorno controlado, la discrepancia se encontraba dentro del límite tolerado, pero una vez que los rotores giraban las lecturas de los barométricos descendían considerablemente y se mantenían así durante todo el vuelo, explicó Marie Moler, una de las investigadoras.
La diferencia osciló entre 24 a 40 metros. “Una diferencia de 100 pies (30 metros) es significativa”, insistió.
“Me preocupa. Existe la posibilidad de que lo que la tripulación observaba fuera muy distinto a la altitud real”, manifestó.
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