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El lado B de la belleza: relatos de entrega y fe en salones y barberías

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Rafael Mateo, barbero de oficio desde hace más de 30 años, relata que, debido a la coyuntura económica del país, se ha visto en la necesidad de incrementar sus tarifas para mantener a su familia.

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Rafael Mateo, barbero de oficio desde hace más de 30 años, relata que, debido a la coyuntura económica del país, se ha visto en la necesidad de incrementar sus tarifas para mantener a su familia.
“Ahora mismo es complicado trabajar por el mismo precio de antes. Uno cobraba 100 pesos, pero ahora he tenido que subirlo de 300 a 450 pesos”, indicó Mateo.
“Una navaja costaba hasta 4 pesos, ahora hay que pagar hasta 10 por cada unidad; yo ahora he tenido que preparar el alcohol con un mentol líquido que me trae un amigo. Eso costaba 175 pesos el envase mediano y la última vez lo compré a casi 300 pesos”, acotó Mateo.
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A pocas cuadras de la barbería de Mateo, se encuentra Anthony Jorge, propietario del establecimiento “Natayo Barbershop”, un padre de familia quien, tras atender un colmado, decidió no ser más empleado, dedicándose a esta labor con el fin de sostener a su familia y pasar más tiempo con ellos.
“Esta experiencia ha sido muy buena. Es algo que lleva su proceso, pero después que se aprende, deja lo suyo. Gracias a Dios se está bien”.
En un caso similar en cuanto a los salones de belleza, muchas mujeres emprendedoras deciden iniciar sus negocios con el objetivo de sacar adelante a su familia, como es el caso de Evelin Duarte, una madre soltera que decidió, a través de muchos sacrificios, establecer su centro de belleza.
“Yo entro aquí a las 9:00 a. m. y no tengo hora de salida. Esto ha sido un sacrificio y es duro cuando uno está solo, pero aquí estamos. No es fácil, pero otros dependen de mí”, resaltó Duarte mientras atendía a una de sus clientas.
Cuenta que, debido al aumento de los precios de sus utensilios acrílicos, ha tenido que subir los precios para no tener pérdidas económicas que la lleven a la quiebra.
“Me han subido los productos, pero uno hace malabarismos con los precios para que vengan a hacerse sus uñas, pero en comparación, antes era más económico y el dinero rendía más; ahora se cobra caro, pero no rinde”, subrayó Duarte.

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