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Combs permanece en prisión desde su detención en septiembre. Sean “Diddy” Combs no podrá regresar a su domicilio desde la cárcel para aguardar la sentencia por su condena relacionada con la prostitución, según dictaminó un juez este lunes, rechazando la última solicitud de libertad bajo fianza del magnate del rap y la moda. Combs se encuentra tras las rejas desde su arresto en septiembre. Enfrentó cargos federales por obligar a sus parejas a tener maratones sexuales con trabajadores sexuales masculinos, bajo el efecto de drogas, mientras él observaba y filmaba. El mes pasado fue absuelto de los cargos más graves (extorsión y tráfico sexual) y sentenciado por dos cargos menores relacionados con la prostitución.
Al denegar la propuesta de fianza de 50 millones de dólares de Combs, el juez Arun Subramanian manifestó que el empresario de hip hop no probó que no representara un riesgo de fuga o peligro, ni demostró una “circunstancia excepcional” que justificara su liberación tras una condena que, por lo general, exige detención.
Los argumentos de Combs “podrían tener validez en un caso que no involucrara evidencia de violencia, coacción o subyugación en relación con los actos de prostitución en cuestión, pero el expediente aquí contiene pruebas de los tres”, escribió el juez.
Los fiscales declinaron hacer comentarios sobre el fallo. Se enviaron mensajes a los abogados de Combs en busca de sus declaraciones.
La condena conlleva una posible pena de hasta 10 años de prisión. No obstante, existen complejas directrices federales para calcular las sentencias en cada caso, y la fiscalía y los abogados de Combs discrepan considerablemente sobre cómo se aplican dichas directrices a su situación.
Las directrices no son obligatorias y Subramanian tendrá amplia libertad para determinar el castigo de Combs.
El fundador de Bad Boy Records, ahora de 55 años, fue durante décadas una figura multifacética de la cultura pop. Artista de hip hop ganador de un Grammy y emprendedor con un talento para descubrir y lanzar grandes talentos, dirigió un imperio empresarial que abarcaba desde la moda hasta los reality shows.
Los fiscales alegaron que utilizó su fama, fortuna y violencia para forzar y manipular a dos exnovias a tener relaciones sexuales bajo los efectos de drogas durante varios días, a lo que él se refería como “encuentros casuales” o “noches de hotel”.
Sus abogados argumentaron que el gobierno intentó criminalizar las preferencias sexuales consensuadas, aunque poco convencionales, que se manifestaban en relaciones complejas. La defensa reconoció que Combs tenía episodios violentos, pero afirmó que nada de lo que hizo equivalía a los delitos que se le imputaban.
Desde el veredicto, sus abogados han intensificado sus esfuerzos para obtener su libertad bajo fianza hasta su sentencia, programada para octubre. Han argumentado que las absoluciones socavan la justificación de su detención y han mencionado a otras personas que fueron puestas en libertad antes de la sentencia por condenas similares.
El abogado defensor Marc Agnifilo sugirió en una presentación judicial que Combs era la “única persona en prisión en Estados Unidos por contratar acompañantes masculinos adultos para él y su novia”.
Agnifilo también expresó su preocupación por las condiciones de miseria y peligro en el Centro de Detención Metropolitano, la famosa cárcel federal donde Combs se encuentra recluido. El juez escribió el lunes que esas condiciones eran una consideración “seria”, pero aseveró que Combs no había demostrado que circunstancias especiales, como su edad avanzada o problemas de salud, justificaran su liberación.
La propuesta más reciente de la defensa incluía la fianza de 50 millones de dólares, además de restricciones de viaje, y manifestaba la disposición de agregar arresto domiciliario en su residencia de Miami, monitoreo electrónico, guardias de seguridad privados y otros requisitos.
Los fiscales se opusieron a la liberación de Combs. Escribieron que su extenso historial de violencia, y su persistente intento de minimizar su reciente comportamiento violento, demuestra su peligrosidad y que no es susceptible de supervisión.
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