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El economista Nelson Suárez descartó de plano la posibilidad de que el gobierno del presidente Luis Abinader promueva una reforma fiscal en lo que le resta a su gestión.
En su intervención en el programa Uno+Uno, transmitido por Teleantillas, Suárez argumentó que el momento político ya no es propicio para reformas estructurales.
“Los gobiernos cuando desean hacer cambios y transformaciones, deben llevarlos a cabo en su primer y segundo año de gobierno. Después de eso, lo que tenemos es campaña, precampaña, precandidatos y política”, afirmó.
Designación técnica no asegura reforma
Aunque reconoció la capacidad del nuevo ministro de Hacienda, Magín Díaz, Suárez fue claro en que una reforma fiscal no depende solo de voluntad técnica:
“No creo que él por sí solo pueda introducir una reforma. Podrá hacer algunos cambios operativos y funcionales, pero no va a impulsar una reforma fiscal.”
“Los gastos de funcionamiento normales. Entonces, no podemos hacer un gran plan de inversiones públicas priorizadas, seguimos haciendo inversiones públicas a lo loco, según lo que determine la gente que financia la campaña de los gobiernos”, precisó con respecto al gasto público.
Economía en desaceleración y presión fiscal
Suárez también advirtió sobre la limitada capacidad del Estado para cumplir con sus compromisos financieros, señalando que el espacio fiscal se ha cerrado:
“El gobierno dedicó más de 300 mil millones de pesos en seis meses a intereses de la deuda, educación, amortización de capital, subsidios al sector eléctrico y al Banco Central. Eso es una locura absoluta.”
Además, criticó el discurso oficial que presenta una imagen de estabilidad:
“Eso es mentira. Eso es publicidad. No es la realidad, por Dios.”
Reforma fiscal: entre economía política y voluntad política
Para el experto el problema no es solo técnico, sino político:
“La reforma tiene un componente de política económica, pero también de economía política. La decisión política la tiene que tomar el presidente, y yo no creo que lo haga.”
¿Qué alternativas quedan?
Ante la imposibilidad de una reforma fiscal, el economista alertó sobre el riesgo de seguir aumentando el endeudamiento:
“Seguimos haciendo inversiones públicas a lo loco, según lo que determine la gente que financia la campaña de los gobiernos.”
También cuestionó la eficiencia del gasto público y el esquema clientelar que impide mejorar la calidad del gasto:
“Aquí a veces al Estado le salen las cosas más caras que a todo el mundo por muchísimos elementos, incluyendo corrupción.”
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