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CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Un mensaje y una supuesta propuesta laboral condujeron a la desaparición de Josué Guerrero Espino, “Cheche”, un joven de 17 años, por cuatro meses. Su caso ha expuesto las estrategias que utilizan los grupos criminales para reclutar menores de edad mediante plataformas digitales y engaños.
Josué Guerrero Espino fue reportado como desaparecido el 30 de abril de 2025 en Ciudad Aldama, Chihuahua. Durante meses, su familia inició una búsqueda, difundiendo su ficha con señas particulares con la esperanza de recibir información sobre su paradero.
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La situación cambió cuando empezó a circular un video en redes sociales a inicios de agosto de 2025. En la grabación, se observa a un joven, identificado como Josué, con el cabello rapado, los ojos vendados y las manos atadas. En su declaración, afirma haber sido reclutado a través de un mensaje para trabajar como “punto” —término usado para referirse a los vigilantes o “halcones”— en Aldama.
“Me levantaron a los dos días que comencé a trabajar”, se escucha decir al joven en el video. En la misma grabación, menciona que quienes lo reclutaron y luego lo privaron de la libertad son individuos identificados como “Roster” y “Challelo”, presuntamente miembros de “Los Mayos”, una facción del Cártel de Sinaloa.
La difusión del video impulsó a la madre de Josué, Magaly Espino, a intensificar los esfuerzos para encontrar a su hijo. A través de un video publicado en redes sociales, pidió la ayuda de la ciudadanía para obtener cualquier dato que pudiera llevar a su localización. “Estamos desesperados por encontrar a mi niño, estamos en búsqueda de él”, expresó.
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La Fiscalía General del Estado de Chihuahua, que había emitido una ficha de búsqueda para Josué, no ha confirmado de manera oficial la autenticidad del video hasta la fecha de publicación de esta noticia. Sin embargo, el caso ha generado una fuerte reacción y ha puesto el foco en un problema creciente en México.
Informes de la Secretaría de Gobernación (Segob) han revelado que los grupos del crimen organizado utilizan cada vez más las redes sociales y los videojuegos en línea para contactar y reclutar a menores de edad. Plataformas como Facebook, Instagram, TikTok y los chats dentro de videojuegos populares como Free Fire y Call of Duty se han convertido en campos de caza para estos grupos.
El modus operandi frecuentemente implica la creación de perfiles falsos que aparentan ser de jóvenes con intereses similares, como los videojuegos y las emociones fuertes. A través de estos perfiles, establecen una relación de confianza con los menores para después ofrecerles supuestos trabajos con pagas atractivas.
Estas ofertas laborales suelen ser un engaño para forzar a los jóvenes a realizar actividades ilícitas, que van desde la vigilancia y el tráfico de mensajes hasta roles más peligrosos como el sicariato. La vulnerabilidad económica y la falta de oportunidades en ciertas regiones del país son factores que los delincuentes explotan para hacer sus ofertas más atractivas.
El caso de Josué Guerrero Espino no es aislado. Junto a él, también se reportó la desaparición de su amigo, Ángel Fernando N., de 15 años y conocido como “El Pollo”, quien habría viajado con “Cheche” desde Guachochi hacia Aldama. Familiares de Ángel lo identificaron en el mismo video en el que aparece Josué. La madre del segundo joven declaró que su hijo le había dicho que trabajaría en la cosecha de sandía y que regresaría en un mes, pero perdió contacto con él a finales de abril.
Organizaciones como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) han expresado su preocupación por el reclutamiento de menores por parte de grupos criminales en México, calificándolo como una práctica común y una de las violaciones de derechos más graves. A pesar de la creciente evidencia, la tipificación de este delito y la existencia de cifras oficiales sobre el número de menores reclutados sigue siendo una tarea pendiente para las autoridades.
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