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Burdeos: Vino, sostenibilidad y gastronomía en la capital del buen vivir
La noticia ha remecido el sector turístico europeo: más de 10.000 hoteles han decidido dar el paso y presentar una demanda colectiva contra Booking.com.
El litigio se tramitará ante los juzgados de Ámsterdam y reclama compensaciones por el periodo comprendido entre 2004 y 2024, en respuesta a lo que consideran años de imposición de condiciones contractuales abusivas, restricciones a la competencia y costes extras injustificados.
La acción la lidera la asociación europea Hotrec, junto a una treintena de organizaciones hoteleras nacionales.
Se trata de un movimiento sin precedentes por su envergadura y por la cantidad de establecimientos implicados, que buscan marcar un antes y un después en las relaciones entre plataformas digitales y negocios tradicionales del turismo.
El núcleo de la demanda se centra en las llamadas cláusulas de paridad, una práctica contractual que obligaba a los hoteles a ofrecer en Booking.com precios iguales o inferiores a los publicados en sus propias webs o en otras plataformas. Esto, según sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) emitida el 19 de septiembre de 2024, vulnera la legislación comunitaria sobre competencia.
La denuncia incluye:
Este tipo de prácticas han sido calificadas por las asociaciones hoteleras como “desleales e ilegales”, generando costes adicionales e impidiendo el desarrollo competitivo del sector fuera del entorno digital controlado por la plataforma.
La cuota de mercado estimada para Booking.com en Europa oscila entre el 70% y el 90% del total del negocio digital hotelero, según investigaciones recientes. Esta posición dominante ha permitido a la plataforma imponer condiciones comerciales desequilibradas durante dos décadas, afectando especialmente a hoteles independientes y pequeñas cadenas, que carecen de poder negociador frente al gigante tecnológico.
En España, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ya multó en abril a Booking.com con más de 413 millones de euros por abuso de posición dominante. La sanción se dividió en dos infracciones principales:
Además, se ordenó a la plataforma implementar medidas correctoras para evitar que estas prácticas se repitan.
El fallo reciente del TJUE ha abierto una puerta clave para este tipo de reclamaciones colectivas. Miles de hoteles pueden ahora reclamar indemnizaciones no solo por perjuicios económicos directos, sino también por daños a su reputación derivados del control ejercido por Booking.com sobre su visibilidad online.
Alexandros Vassilikos, presidente de Hotrec, ha declarado:
“Los hoteleros europeos llevan mucho tiempo sufriendo condiciones injustas y costes excesivos. Ahora es el momento de unirnos y exigir una compensación”.
Este mensaje refleja el hartazgo generalizado en el sector ante lo que perciben como una relación contractual desequilibrada.
El litigio puede tener efectos importantes para todo el ecosistema turístico europeo:
Sin embargo, desde Booking.com se insiste en que su plataforma aporta visibilidad internacional y acceso global a clientes que muchos establecimientos no alcanzarían sin la intermediación digital.
La inscripción gratuita a la acción judicial colectiva está abierta a todos los establecimientos perjudicados económicamente por las cláusulas abusivas. El proceso legal buscará establecer compensaciones proporcionales al daño sufrido entre 2004 y 2024. Las asociaciones hoteleras aconsejan recopilar toda la documentación contractual con Booking.com durante ese periodo para fortalecer las reclamaciones individuales.
El caso refleja un momento clave para el turismo europeo, donde ciudades como Ámsterdam, Barcelona o Lisboa revisan sus políticas sobre alquileres turísticos digitales para proteger tanto la economía local como el acceso justo al mercado global. La presión regulatoria sobre plataformas como Booking.com es cada vez mayor, buscando evitar monopolios encubiertos y favorecer un entorno más transparente.
En definitiva, esta macrodemanda representa mucho más que una reclamación económica: marca el inicio de una nueva etapa donde los actores tradicionales exigen condiciones justas frente al poder creciente de las plataformas tecnológicas. El resultado puede cambiar la forma en que reservamos alojamiento en Europa durante los próximos años.
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