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París – La Liga francesa inicia esta temporada un experimento sin precedentes: crear su propio canal de televisión para ofrecer la mayor parte de los partidos, un salto al vacío tras varios contratiempos al intentar hallar un canal con garantías.
Bautizado como Ligue 1+, la cadena arranca sus emisiones a partir de este viernes, con el primer encuentro de la temporada entre el Rennes y el Olympique de Marsella.
Su puesta en marcha es el resultado de varios años en los que el fútbol francés se ha estrellado contra sus ambiciones, sin dar con ningún operador que las satisfaga.
“Su creación es el resultado de un fracaso y conlleva un gran riesgo. Es un salto al vacío, la última oportunidad”, señala a EFE Pierre Rondeau, cofundador del Observatorio del Deporte de la Fundación Jean Jaurès.
Pero, al mismo tiempo, Rondeau lo considera una oportunidad para “sentar bases sólidas”, de manera que el dinero de la televisión deje de ser un problema.
Por un lado, la creación de su propio canal aleja los delirios de grandeza del fútbol galo. “Se acabó el sueño de que gracias a la eclosión del PSG se podían alcanzar los 1.000 millones de euros en derechos, un objetivo que tanto mal ha hecho a los clubes.
Por fin los equipos toman conciencia de que el fútbol francés está a años luz del español o el inglés”, señala Rondeau.
Además, a diferencia de lo sucedido hasta ahora, el experto anticipa que “los clubes estarán interesados en el éxito de Ligue 1+, porque de ello depende en parte su supervivencia”, por lo que “deberán implicarse en la producción de contenidos exclusivos que hagan que el canal sea más atractivo”.
Entrevistas con jugadores, reportajes en los vestuarios e incluso sonorización de los calentamientos pueden hacer que la nueva cadena atraiga a más suscriptores.
Y los clubes, hasta ahora reacios a permitir a los difusores acceder a todos estos contenidos, estarán más comprometidos en abrir las puertas a las cámaras de Ligue 1+.
“De lo contrario, será una catástrofe”, avisa el responsable del observatorio, que considera que es “un experimento casi inédito”, con un único precedente.
Fue a finales de la primera década del siglo en Países Bajos, cuando los clubes neerlandeses lanzaron su propio canal, una apuesta que solo duró dos años y acabó en rotundo fracaso.
“Era otra época y otro campeonato”, puntualiza Rondeau, que cree que en el caso de Francia “puede funcionar”.
El fútbol francés entra en un periodo de transición con Ligue 1+. El objetivo de sus promotores es alcanzar un millón de abonados en la primera temporada, para llegar a los 2,5 millones en la de 2028/2029.
Ligue 1+ propone una oferta de 9,99 euros durante los tres primeros meses, antes de pasar a 14,99 euros si se adquiere un compromiso de permanencia de un año. De lo contrario, el precio mensual será de 19,99 euros.
Aunque otras plataformas lo ofrecen por unos 15 euros con la posibilidad de verlo en dos pantallas de forma simultánea, muy lejos del coste que había tenido en los últimos años.
“La clave es reconstituir la base de abonados y establecer un vínculo con el público francés. Los hemos perdido un poco”, aseguró al diario Le Parisien el presidente del Lens, Joseph Oughourlian, patrón del fondo de inversión Amber, con ramificaciones en diversos medios. Oughourlian es, además, uno de los principales promotores de este nuevo canal.
Rondeau estima que en la primera temporada, con los precios anunciados, apenas alcanzarán los 200 millones de euros en ingresos y recuerda que las instancias de control del fútbol francés han exigido a los clubes excluir de sus presupuestos lo obtenido por los derechos de televisión.
Una reducción en su nivel de vida que el experto ve como algo positivo y que puede marcar “un nuevo inicio” para “reenganchar al público con el fútbol” y “sentar las bases de un futuro más sano”.
El objetivo es poner fin al abismo que se abrió en 2018, cuando, impulsados por el creciente interés que despertaba el PSG, se lanzaron a la carrera para superar los 1.000 millones de euros por temporada en la venta de los derechos de retransmisión.
Eso provocó la ruptura con el difusor histórico, Canal+, que había asociado el fútbol a su amplia gama de contenidos para sus abonados, sobre todo de cine.
La Liga de Fútbol Profesional (LFP) eligió entonces al hispano-chino Mediapro, que hizo una apuesta decidida por el fútbol francés, poniendo sobre la mesa 1.100 millones por cada temporada entre 2020 y 2024.
Los clubes se frotaban las manos, pero el grupo televisivo, bien asentado en España e Italia, empezó a notar que en Francia tendría dificultades para rentabilizar el contrato. El público francés no estaba acostumbrado a pagar solo por el fútbol.
Se sucedieron otros fracasos. Amazon no consiguió rentabilizar su contrato y en la última temporada, con precios más altos, DAZN solo atrajo a 400.000 abonados, lo que le llevó a perder dinero y dar un portazo. EFE
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