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Ministros en acción política

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Para el gobernante Partido Revolucionario Moderno, la actual pugna por la candidatura presidencial es un mal presagio.

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Para el gobernante Partido Revolucionario Moderno, la actual pugna por la candidatura presidencial es un mal presagio. Además, dan un mal ejemplo en cuanto al cumplimiento de la ley electoral. Compiten aprovechando su posición como funcionarios gubernamentales. En la historia dominicana, las luchas internas en partidos gobernantes suelen tener un final desafortunado. En la práctica, los dirigentes del PRM que aspiran a la candidatura presidencial deberían cesar inmediatamente la precampaña. Están incumpliendo abiertamente los reglamentos de la Junta Central Electoral, y se encuentran fuera de plazo. Además, si continúan con la precampaña, faltan al respeto al presidente Luis Abinader, quien prohibió esas manifestaciones. Sin embargo, han persistido, a veces amparándose en que son actos oficiales y no personales. Al presidente Abinader no debería temblarle el pulso al destituir a cualquier funcionario que persista en una campaña electoral extemporánea, sin usar eufemismos. Es evidente cuándo un acto es propio de un ministerio y cuándo se disfraza para introducir el partidismo de forma encubierta. Por mandato constitucional, el presidente no puede aspirar a una reelección, y a menudo, cuando esto ocurre, se empieza a sentir la soledad del poder, y los más cercanos inician su propia campaña. En esta situación reside el equilibrio y la institucionalidad que debe emanar del presidente. Con mano firme, sin importar la cercanía, el funcionario que haga campaña electoral debe ser despedido en el acto. Son sus seguidores quienes deben respaldar al presidente, y no distraerlo con disputas partidistas. La continuidad del PRM en el gobierno depende del éxito del gobierno actual. Pero los indicios de proselitismo electoral también se observan en los partidos de oposición, que desafían abiertamente a la Junta Central Electoral. Los miembros directivos de ese organismo deben mostrar firmeza, dar un toque de atención y, si es necesario, sancionar a los infractores. Llegará el momento de hacer proselitismo, pero el pueblo mismo rechaza unas primarias que se celebren ahora. No se les puede permitir ni al gobierno ni a la oposición.

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