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Tras no alcanzar un consenso con su contraparte, Vladimir Putin, para poner fin a la guerra en Ucrania, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha envuelto el encuentro en un halo de enigma.
El líder estadounidense se ha limitado a indicar que quedan muy pocos temas por solucionar, pero sin precisar los acuerdos ni los puntos de desacuerdo.
Las severas represalias que anunció contra Rusia por ahora no están definidas. Trump se ha limitado a señalar que hubo progresos significativos, pero sin dar mayores explicaciones.
Rusia celebra que Trump no implementara las sanciones que había anunciado, mientras que Ucrania, excluida de la cumbre en Alaska, siente frustración y la Unión Europea se mantiene expectante.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, confía en la gestión de Trump para detener la guerra, pero sus conciudadanos dicen sentirse desamparados por el gobierno estadounidense.
A simple vista, se interpreta que la falta de acuerdo para poner fin a la guerra ha sido una victoria para Rusia y otra derrota para el mandatario estadounidense.
Trump había otorgado un plazo de 50 días, que luego redujo a 10 para que Rusia finalizara el conflicto, pero Putin no le ha prestado la menor atención. Y aunque el líder estadounidense ha dicho sentirse decepcionado con Putin, el ruso volvió a salirse con la suya.
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