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Anchorage, Alaska.- Un grupo de turistas alojados en un hotel próximo a la base militar de Alaska, donde se encontraron Donald Trump y Vladímir Putin, hallaron documentos secretos de la Oficina de Protocolo de la Casa Blanca, dejados por olvido en una impresora.
El suceso ha despertado inquietud sobre la seguridad de las comunicaciones presidenciales.
Las ocho páginas de información, descubiertas poco antes de la cumbre, incluían la agenda detallada de las delegaciones, los nombres de las salas reservadas y los números telefónicos de funcionarios gubernamentales.
Los documentos también revelaron detalles como el obsequio planeado por Trump para Putin: un pequeño busto de un águila calva, símbolo patrio de Estados Unidos.
El contenido filtrado además presentaba una lista de los integrantes de las comitivas, con la pronunciación fonética de los nombres rusos.
Asimismo, se especificaba el plan de un almuerzo que nunca ocurrió, exhibiendo la ubicación de los líderes y sus acompañantes, junto con un menú de tres platos, desde filete miñón hasta crème brûlée.
Frente al hallazgo, la Casa Blanca restó importancia a la filtración, describiendo los documentos como un simple “menú de almuerzo”.
No obstante, este incidente se añade a una serie de controversias en la administración Trump relacionadas con la divulgación de información sensible.
En un episodio previo, funcionarios compartieron, por error, los planes de un bombardeo en un chat grupal con un periodista.
También se ha informado que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, compartió datos militares en un chat privado con familiares y su abogado.