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Rania de Jordania ha vuelto a escena esta semana en un acto oficial con un atuendo que fusiona elegancia, frescura y practicidad. Su elección de vestuario evidencia una vez más por qué se le considera una de las monarcas con más estilo y consistencia en el ámbito internacional.
En esta ocasión, la reina se decantó por una combinación clásica que nunca pasa de moda: camisa blanca y falda midi. La camisa, de manga corta y con un diseño ligeramente abullonado en las mangas, tenía un cuello clásico y un corte estructurado, apropiado para eventos de carácter institucional.
Esta prenda la combinó con una falda midi fluida en un vibrante tono amarillo, adornada con bordados blancos y motivos geométricos, que aportaban dinamismo y sofisticación al conjunto.
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La combinación de texturas y colores creaba una imagen fresca, sin renunciar a la formalidad exigida por su rol público. Este equilibrio entre lo tradicional y lo moderno define la forma en que Rania se expresa a través de su estilo.
Los complementos seleccionados siguieron una línea sobria y bien pensada. Eligió unos zapatos de tacón medio amarillos, a juego con la falda, un bolso mini estructurado en tono camel, gafas de sol rectangulares con montura carey y joyas doradas discretas.
Cada elemento reforzaba la armonía del estilismo, sin distracciones ni excesos, afianzando una imagen institucional sólida.
Con más de dos décadas en el ojo público, Rania ha convertido su estilo en una herramienta diplomática. Cada aparición refuerza su mensaje institucional, proyectando liderazgo, elegancia y visión contemporánea. Su habilidad para unir forma y función sigue siendo un referente en la comunicación visual desde la realeza.
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