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Durante un recorrido de “Hoy en tu Barrio”, entrevistamos al maestro y cronista José Tomás Ramírez, quien nos ofreció una profunda mirada al legado y la transformación del sector San Carlos, revelando sus orígenes como comuna fundacional de la ciudad, antes de ser bautizado por los Canarios como Villa Blanca de San Carlos, un territorio más amplio que el que conocemos hoy.
Ramírez destacó que uno de los primeros juzgados de paz se ubicaba en la intersección de Julio Perdomo con Salcedo, marcando el compromiso cívico del barrio desde sus inicios.
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Además, San Carlos alberga dos instituciones educativas emblemáticas: la Escuela Brasil, fundada en 1924, y la Escuela República de Chile, construida en 1956, símbolos del desarrollo escolar de generaciones.
En su historia y pensamiento, el sector también se enorgullece de hijos notables como Jaime Cruz y Henry Rodríguez.
José Tomás Ramírez, cronista y docente del barrio San Carlos – Video Arlenin Castillo
Un Barrio Emblemático con Espíritu Revolucionario
“San Carlos ha sido un barrio de tradición y emblemático”, puntualizó Ramírez, quien también definió al sector como una columna vertebral del Distrito Nacional, capaz de renovarse si existe voluntad colectiva.
Aunque lamentó la “arrabalización” que amenaza su esencia, afirmó que con la determinación de las autoridades, el barrio podría alcanzar una nueva dignidad.
Pesar que también siente el señor Luis Martínez, quien reside en el sector hace más de 60 años.
“No es posible que viviendo prácticamente a dos esquinas del Palacio Nacional, tengamos que pasar por cosas tan limitantes que da hasta pena decirlo, cloacas, delincuencia. Mire, yo necesito dos hojas de zinc para terminar mi casita y tengo que venir a molestar a doña Magaly (líder comunitaria), para poder salir a flote”, lamentó.
Líder comunitaria de San Carlos, Magaly Pailla y Luis Martínez, residente del sector – Video Arlenin Castillo
Más que historia, identidad viva
El destacado cronista asegura que lo que emerge de esta visita es un relato de orgullo, resistencia y cultura. San Carlos no solo ha dicho presente en la historia de la ciudad: ha sido protagonista, faro y testigo.
No se puede hablar de la historia de San Carlos sin dejar de lado su tradicional arepa.
La arepa sancarleña se distingue por su preparación artesanal, cocinada en calderos sobre fogones de carbón o en burén, envuelta en hojas de plátano.
“La necesidad me llevó a inventar una arepita”, cuenta Rosa Padilla, quien ha enseñado su receta a más de 20 mujeres que hoy subsisten gracias a este oficio.
Desde 2019, el barrio celebra el Festival Nacional de la Arepa, una fiesta cultural que rescata la antigua feria de la harina de maíz. El evento reúne areperas de distintos sectores, ofrece más de 15 variedades de arepas dulces y saladas, y se acompaña de música, poesía, talleres y presentaciones artísticas.
“San Carlos Arepa” fue incluso la consigna del equipo de baloncesto del barrio en sus años de gloria, reflejando el orgullo local por esta tradición.
La arepa representa más que sabor: es símbolo de arraigo, memoria y comunidad. Como dijo Fefita, hija de una reconocida arepera: “Estoy como la arepa, cogiendo candela por arriba y candela por abajo”. Una frase que resume no solo la técnica de cocción, sino también el espíritu resiliente del barrio.
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