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El pádel sigue sumando adeptos a nivel global, no solo por su faceta social o su facilidad de acceso, sino por los amplios provechos que brinda para la salud física y mental. Desde una perspectiva médica, el Dr. Michael Dakkak, experto en Medicina del Deporte y del Ejercicio en Cleveland Clinic, detalla por qué este deporte puede ser una herramienta potente para optimizar el bienestar general en individuos de todas las edades.
“El pádel se considera una actividad física de intensidad de moderada a alta, según el nivel de juego. Es un esfuerzo intermitente que combina movimientos vigorosos y rachas cortas con periodos de menor demanda, lo que lo convierte en un ejercicio cardiovascular excelente”, afirma el Dr. Dakkak.
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Este deporte involucra diversos sistemas corporales: fortalece el sistema cardiovascular, mejora la función pulmonar, potencia la musculatura de las extremidades y del tronco, y trabaja directamente sobre las articulaciones mediante movimientos repetidos y cambios de dirección. También activa el sistema nervioso, mejorando la coordinación, el equilibrio y los reflejos.
Entre los principales beneficios físicos que ofrece el pádel se encuentran el aumento de la capacidad aeróbica, la mejora de la salud cardiovascular, el aumento de la fuerza y la resistencia muscular, y una mayor flexibilidad articular. También fomenta la movilidad, el equilibrio y la agilidad. Gracias a las fuerzas de impacto que genera, puede ayudar a fortalecer la densidad ósea.
En el ámbito mental y emocional, el pádel contribuye significativamente a disminuir el estrés, mejorar el estado de ánimo a través de la liberación de endorfinas y fortalecer las relaciones sociales, dado que generalmente se juega en parejas. Además, el componente estratégico del juego fomenta la toma de decisiones, la concentración y la agilidad mental. A nivel emocional, puede ser muy beneficioso para la autoestima y proporciona una auténtica sensación de logro.
Aunque es una actividad muy equilibrada, el especialista sugiere complementarla con otras disciplinas para un desarrollo físico más completo. Actividades como el yoga, el pilates o el entrenamiento de fuerza pueden ayudar a trabajar músculos no tan involucrados en el pádel y prevenir lesiones. El Dr. Dakkak menciona que las lesiones más comunes entre los jugadores incluyen tirones musculares, esguinces (de tobillo o muñeca), el conocido “codo de tenista”, dolores lumbares y lesiones en la rodilla. La mayoría de estas están relacionadas con movimientos repetitivos y cambios bruscos de dirección.
El pádel puede ser una excelente opción para quienes han mantenido un estilo de vida sedentario, siempre que se empiece de forma gradual y con aprobación médica. Se aconseja realizar un chequeo médico general, especialmente una evaluación cardiovascular y ortopédica si existe alguna condición previa.
Para quienes no han hecho ejercicio en años, el consejo es comenzar con sesiones cortas, de baja intensidad, acompañadas de calentamiento, estiramientos y una progresión controlada. También se recomienda incluir entrenamiento del tronco y técnicas de recuperación para evitar sobrecargas. Las señales de sobreesfuerzo a tener en cuenta incluyen dolor persistente, fatiga extrema, mareos o dificultad respiratoria. Ante cualquiera de estos síntomas, se sugiere disminuir la intensidad y consultar a un médico.
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