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Cádiz (1973) Redactor y editor centrado en tecnología. Escribe de forma profesional desde 2017 para medios de comunicación y blogs en español.
Cada vez más gente guarda fotos y vídeos familiares en la nube, ya sea a través de Google Fotos, iCloud, OneDrive o servicios similares. El beneficio es claro, las fotos y vídeos familiares no dependen de un dispositivo físico, evitando pérdidas por fallos o robos. Sin embargo, esta conveniencia también conlleva riesgos como accesos no autorizados, pérdida de privacidad o incluso el borrado accidental de archivos.
El primer paso para proteger cualquier cuenta en la nube es tener una contraseña robusta. Debe ser larga, combinar letras, números y símbolos, y nunca repetirse en diferentes servicios. El uso de gestores de contraseñas facilita crear y recordar claves únicas, disminuyendo el riesgo de que alguien acceda a nuestras imágenes por descuido.
La verificación en dos pasos, también llamada autenticación de múltiples factores, añade una capa extra de seguridad. Incluso si alguien consigue la contraseña, necesitará un código temporal enviado al móvil o generado en una aplicación para entrar. Es una función gratuita en la mayoría de plataformas y puede marcar la diferencia entre un intento de robo fallido o la pérdida de recuerdos valiosos.
Los servicios de almacenamiento suelen ofrecer ajustes de privacidad poco visibles. Es conveniente revisarlos y asegurarse de que los álbumes no estén compartidos públicamente por error. También es recomendable restringir el acceso solo a las personas necesarias y revocar permisos antiguos que ya no se utilizan.
Aunque la nube se presenta como una solución completa, la copia local sigue siendo importante. Mantener un disco duro externo con una copia actualizada de fotos y vídeos familiares asegura que, ante un problema en el servicio online, no se pierda todo. Esta doble estrategia combina lo mejor de la nube y el almacenamiento físico.
Muchas brechas de seguridad ocurren por aplicaciones desactualizadas. Mantener el móvil, la tablet o el ordenador con la última versión del sistema operativo y de las apps de la nube ayuda a cerrar puertas que los ciberdelincuentes podrían aprovechar.
Subir o acceder a fotos en redes WiFi públicas puede ser un riesgo. En cafeterías, aeropuertos o estaciones es más fácil que alguien intercepte el tráfico. Para minimizarlo, es conveniente usar datos móviles o una VPN que cifre la conexión.
Algunos servicios ofrecen la posibilidad de proteger álbumes con cifrado o incluso con contraseñas adicionales dentro de la propia aplicación. Activar estas opciones agrega un nivel adicional de seguridad, especialmente útil para fotos familiares sensibles o vídeos privados que no queremos que circulen.
Los ciberdelincuentes a menudo intentan engañar a los usuarios con correos falsos que imitan a servicios como Google o Apple. Estos mensajes buscan robar contraseñas a través de enlaces fraudulentos. La regla fundamental, nunca introducir credenciales desde un enlace recibido por correo electrónico, sino acceder directamente a la web oficial.
Almacenar fotos y vídeos familiares en la nube no tiene por qué ser un riesgo si se siguen unas pautas sencillas. La combinación de todo esto y una gestión consciente de la privacidad es suficiente para que esos recuerdos estén seguros durante muchos años.
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