Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
El primer requerimiento para la admisión de un hijo o hija en este centro de educación especial es la evaluación y el diagnóstico, que luego debe ser certificado por el Consejo Nacional de Discapacidad (CONADIS).
El Centro Educativo de Educación Especial Eustacia Marte de Fernández, ubicado en Cuesta Colorada, es la única escuela en Santiago que acoge a niños con alguna discapacidad del desarrollo que afecte la función cerebral o una condición de atención especial, en toda la provincia.
La escuela atiende a niños desde los 45 días de nacidos hasta adultos de 20 años, diagnosticados con condiciones múltiples severas. Muchos alumnos provienen de otros municipios de la provincia y localidades distantes como Villa González, Navarrete, La Barranquita y Licey, entre otros.
El primer requisito para la admisión de un hijo o hija en este centro de educación especial es la evaluación y el diagnóstico, que luego debe ser certificado por el Consejo Nacional de Discapacidad (CONADIS).
Según explica Miguelina Helena, directora de la escuela, no se aceptan niños con condiciones leves, ya que pueden recibir educación en un centro regular.
“Aquí trabajamos con condiciones múltiples severas, por ejemplo, autismo severo junto a otra condición. Tenemos una unidad para ciegos pero con autismo severo, o alguna discapacidad cerebral severa. Un niño solo con ceguera puede estar en un centro regular porque, cognitivamente y funcionalmente, está bien. Los niños con condiciones leves pueden asistir a un centro educativo regular”, explica la directora.
Helena enfatizó la importancia del diagnóstico y la certificación de condiciones múltiples severas, dado que es la única escuela en la provincia que atiende a niños en estas circunstancias. Abrir un espacio para un alumno con una condición leve podría privar a otro que realmente necesita el espacio y la atención que se ofrece.
Sin embargo, obtener el diagnóstico no siempre es fácil o asequible para algunos padres, debido al elevado costo de estas evaluaciones. La directora explica que, a menudo, cuando los padres mencionan que las evaluaciones les cuestan entre 6 y 7 mil pesos, ella, de manera particular, gestiona con psiquiatras y neurólogos conocidos, quienes ayudan a las familias cobrando solo 1,000 pesos.
En la actualidad, no existe un protocolo gubernamental o una institución que involucre a Salud Pública, la escuela y CONADIS para realizar evaluaciones diagnósticas y facilitar que los padres las obtengan de forma gratuita o a un menor costo.
La escuela fue construida para una matrícula inicial de 200 alumnos, pero debido a la demanda de educación especial, se ha expandido a 245 estudiantes.
“Hemos tenido que crear espacio. Este año, habilitamos la oficina de una psicóloga para crear un aula, y colocamos a dos psicólogas en la misma oficina. El año pasado, también habilitamos otro lugar. Ya no hay más espacio para expandir, y no es posible un segundo nivel debido a las condiciones de los alumnos; necesitan un espacio amplio para moverse y recrearse”.
Tampoco es posible sobrecargar las aulas, por las condiciones de los niños, indica. En el nivel inicial hay dos maestras con 12 niños; en primaria, 15 niños con 2 maestras, y así sucesivamente. La escuela cuenta con 60 empleados.
Aunque la escuela recibe a niños desde los 45 días hasta los 20 años, actualmente se trabaja en una ordenanza para que permanezcan hasta los 24 años. Sin embargo, según la directora, esto causaría un “atasco” en los cupos.
“Si mantenemos a los niños hasta los 24 años, habrá un atasco de 4 años, porque los cupos se liberan cuando cumplen 20, y si un niño se retira, lo cual es muy raro, no hay casi cupos”, dice.
“Las autoridades deberían considerar abrir otra escuela de educación especial”, indicó.
Agregar Comentario