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Washington culpa al mandatario Nicolás Maduro de supuestas vinculaciones con el crimen organizado y defiende la actuación de sus tropas en la región caribeña como parte de la campaña antinarcóticos. Caracas califica el despliegue estadounidense de una “provocación”.
“Hoy cambiaron su rutina de día a noche y madrugada y multiplicaron por tres en agosto las misiones de inteligencia y reconocimiento contra Venezuela”, señaló Padrino al presentar un resumen del entrenamiento militar del sábado destinado a instruir a civiles en el uso de armas.
Como ejemplo, Padrino comentó que en la noche del sábado identificaron aviones de reabastecimiento que proporcionan combustible a los aviones de vigilancia RC-135.
Estos aparatos están “concebidos para captar y procesar datos en tiempo real, con un radio de hasta 200 millas, lo que implica que alcanzan territorio venezolano”, agregó.
“Otro aeronave que circula con gran regularidad (…) sobre el Caribe próximo a las costas venezolanas es el E-3 Sentry AWACS”, afirmó el dirigente militar en entrevistas difundidas por la cadena estatal.
La jornada anterior, Caracas denunció que efectivos estadounidenses a bordo del destructor naval USS Jason Dunham mantuvieron bajo retención durante ocho horas a una lancha atunera que surcaba las aguas caribeñas bajo jurisdicción venezolana.
“Estamos al tanto del despliegue que llevan a cabo en el mar Caribe con la clara intención de provocar un conflicto en la región, una guerra que los venezolanos rechazamos y que los pueblos caribeños tampoco desean”, declaró Padrino López.
En medio de la presencia militar, el presidente Donald Trump comunicó la fallecimiento de 11 presuntos narcotraficantes que transitaban en una embarcación y que, según informa EE. UU., provenían de Venezuela.
Washington no reconoce a Maduro como jefe de Estado de Venezuela, lo imputa de liderar una organización criminal denominada “El Cartel de los Soles” y ha puesto a disposición 50 millones de dólares como recompensa por su aprehensión.
El Gobierno venezolano sostiene, por su parte, que el territorio está exento de cultivos de coca y que en 2025 se confiscaron aproximadamente 53 toneladas de estupefacientes, mayormente cocaína de origen colombiano.
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