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Viven con miedo. Los hermanos Eric y Jessie Ruiz, de 45 y 50 años, son ciudadanos de los EE. UU. y han crecido en Pilsen, el barrio de Chicago famoso por su intensa cultura mexicana. Hoy, como cientos de miles de migrantes o de personas con ascendencia extranjera, temen ser detenidos y deportados, al igual que a sus familiares.
«Crecimos aquí y nunca habíamos tenido que enfrentar algo así», comentó Jessie Ruiz en una entrevista con la AFP. Su padre, de más de 70 años, también es estadounidense, pero el futuro les produce inquietud: «Lo tengo presente todo el tiempo. Me preocupa», señaló Eric Ruiz a la agencia francesa de noticias ante la posibilidad de una detención.
Chicago cuenta con 2,7 millones de habitantes, de los cuales 800 000 se identifican como hispanos o latinos, según el censo de 2020. Se estima que unas 150 000 personas viven en la tercera ciudad de EE. UU. con estatus migratorio irregular, lo que equivale al 8 % de los hogares.
Mike Oboza comparte el mismo temor que los Ruiz. Cantante en un club local, fue testigo reciente de una detención realizada por agentes del ICE en Pilsen. «No sabía qué hacer, me quedé paralizado», recordó, y ahora le aterra incluso salir a trabajar. «No sé cuándo podré volver a cantar, o si podré hacerlo».
El pasado fin de semana estaba prevista en Pilsen una tradicional celebración del Día de la Independencia de México, pero las calles permanecieron prácticamente vacías y los organizadores estaban más preocupados por la posible presencia de agentes del ICE que por la fiesta nacional.
«Este lugar normalmente está repleto», afirmó el día del evento Eddie Chávez, residente de toda la vida, a Reuters. «Ahora está desierto, como un pueblo fantasma».
Desde el viernes, un nuevo episodio ha conmocionado a la comunidad migrante: un agente de Inmigración y Control de Aduanas disparó y mató a un migrante en Chicago cuando oficiales intentaban detenerlo; el hombre habría intentado resistir y atropellar a los agentes, según el informe del ICE.
Amenazas de militarización
El temor entre migrantes o hijos de inmigrantes con residencia o incluso ciudadanía está creciendo, mientras el expresidente Donald Trump ha intensificado su política antiinmigración en Chicago, con denuncias de redadas irregulares, deportaciones forzosas y malos tratos en centros de detención que se multiplican en todo el país.
Hace unos días publicó en Truth Social un mensaje polémico aludiendo a la película *Apocalypse Now*: «Me encanta el olor de las deportaciones por la mañana», acompañado de una foto de Trump en uniforme militar con el horizonte de Chicago ardiendo. También prometió enviar a la Guardia Nacional a la ciudad, como había hecho antes en Los Ángeles y Washington D.C.
Según la agencia EFE, colectivos de defensa de migrantes y fuentes locales informaron que el ICE ha llevado a cabo más arrestos y redadas en Chicago y en el resto de Illinois en los últimos días.
Sin embargo, Trump retrocedió en su intención de desplegar a la Guardia Nacional en la urbe en una entrevista con Fox días después.
Para algunos, las amenazas de Trump buscan generar más pánico entre los migrantes. «Trump está provocando; esa es su estrategia. Decimos a la gente que mantenga la calma», señaló el concejal Byron Sigcho‑Lopez a la AFP.
Otros analistas consideran que la decisión de Trump de desistir del envío de la Guardia Nacional fue simplemente la corrección de un grave error.
«No fue una operación para engañar a los migrantes, fue un error del presidente», afirma Alex Crowther, docente e investigador del Centro de Análisis de la Política Europea. Explica que en Chicago Trump no tiene autoridad para desplegar a esa fuerza, pues la ley *Posse Comitatus* de 1877 prohíbe que las fuerzas federales realicen actividades policiales sin la autorización del gobernador estatal; recordó que el despliegue en Los Ángeles fue declarado ilegal por la justicia estadounidense.
Otras ciudades bajo la mira
Crowther indica que ahora Trump está ideando una nueva táctica: enviar la Guardia Nacional a ciudades controladas por demócratas pero cuyos estados tengan un gobernador republicano.
«Ahora mira a Memphis, Tennessee y Luisiana», comentó. El viernes, Trump confirmó que Memphis será la próxima ciudad a la que enviará a la Guardia Nacional como parte de su campaña contra el «creciente crimen» en las calles, aunque añadió que «hubiera preferido ir a Chicago».
Trump argumenta que su política migratoria busca combatir la inseguridad y la criminalidad en ciudades como Chicago, a la que denomina «la capital mundial del asesinato». El gobernador demócrata de Illinois, J.B. Pritzker, afirma que los índices de inseguridad han descendido. Según el FBI, en 2024 se registraron cerca de 540 delitos violentos (homicidios, violaciones y robos) por cada 100 000 habitantes en Chicago, un 11 % menos que el año anterior.
Opinión pública
El profesor Crowther señala que la postura de Trump contra la migración sigue siendo popular, mientras que el uso de la policía y el ICE para detener a personas en la calle es menos aceptado. «Nadie votó para que la gente fuera arrestada solo por hablar español».
Algunas encuestas empiezan a mostrar una ligera caída en ese apoyo. Según una encuesta de Gallup de julio, el 30 % de los estadounidenses quiere reducir la inmigración, frente al 55 % de hace un año, y un 79 % consideró que la inmigración es beneficiosa para el país, un récord según la firma.
Mientras Donald Trump mantenga su política migratoria agresiva, los residentes de barrios como Pilsen y otras zonas de Chicago y sus alrededores permanecerán alerta ante cualquier señal del ICE.
Con AFP, Reuters y EFE.
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