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Fue la marca más veloz de 2025, la séptima más rápida jamás registrada, y convierte en totalmente plausible la posibilidad de derribar el récord de 47,60 s, vigente desde hace 40 años, en la final del jueves.
Un récord menos y, quizá, otro más por delante para Sydney McLaughlin‑Levrone.
El martes, McLaughlin‑Levrone cruzó la línea en 48,29 s en su semifinal de 400 m del Campeonato Mundial, superando en 0,41 s una marca nacional que llevaba 19 años de vigencia bajo el dominio de Sanya Richards‑Ross.
Fue la marca más veloz de 2025, la séptima más rápida de la historia, y hace que la idea de romper el récord de 47,60 s, con 40 años de antigüedad, parezca totalmente posible en la final del jueves.
—“Es un honor, sin duda”, afirmó McLaughlin‑Levrone al referirse al nuevo récord estadounidense que persigue desde que abandonó las vallas. “Definitivamente no esperaba ese tiempo. Demuestra que estoy en buena forma. Estoy entusiasmada por la final y agradecida de haber superado una marca establecida por una gran atleta”.
Richards‑Ross, la mejor corredora estadounidense de 400 m de su generación, había establecido en 2006 el récord de 48,70 s y conquistó la victoria en los Juegos Olímpicos de Londres seis años después.
Ahora todas las miradas se centran en la marca de la alemana del Este, Marita Koch, establecida en 1985. Es uno de los escasos récords que perduran de la era del Bloque del Este. Ninguna mujer ha vuelto a bajar de los 48 s desde el récord de Koch, e incluso McLaughlin‑Levrone señaló que ese debería ser el objetivo principal antes de pensar en la marca histórica.
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No obstante, McLaughlin‑Levrone posee un talento innato para romper marcas. Lo ha conseguido en seis ocasiones en su disciplina principal, los 400 m con vallas, y este año decidió tomarse un receso para probar los 400 m planos. Su mejor marca en vallas es de 50,37 s.
McLaughlin comentó que, a pesar de haber quedado sorprendida al registrar 48,29 s en una noche bochornosa, en el mismo estadio donde, hace cuatro años, había establecido un récord mundial en los Juegos Olímpicos de Tokio, “los últimos 30 m fueron un poco reservados”.
“Sin embargo, no me sorprendió, porque conozco el trabajo que hemos invertido. En realidad, solo se trata de ejecutar, y estoy agradecida de que esto me haya demostrado que es posible”.
McLaughlin‑Levrone, quien entrena bajo la dirección del reconocido preparador Bobby Kersee, ha estado colaborando con el ex atleta de UCLA, Willington Wright, para alistarse ante los rigores de los Campeonatos Mundiales.
—“Es un corredor de cuarto de milla muy fuerte, lo que potencia mi condición física y me permite simular cómo se sentirán esas vueltas”, explicó. “Lo ha hecho de maravilla”.
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