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El jonrón elevó el total de impulsadas de Soto a 103, siete menos que su récord de temporada de 2029 con los Nacionales de Washington.
“Ahora no tendrá a Aaron Judge detrás de él, ni se beneficiará del jardín derecho del Yankee Stadium”…
Esa y otras frases se volvieron habituales cuando Juan Soto optó por abandonar a los Yankees de Nueva York y fichó por sus vecinos, los Mets. El dominicano respondió superando su propia marca de cuadrangulares.
El viernes, Soto sacudió su jonrón número 42 de la campaña y batió su récord personal, rebasando las 41 que había lanzado en 2024 con los Yankees.
El batazo —un cuadrangular de 419 pies que selló un rally de seis carreras de los Mets en la cuarta entrada contra los Nacionales de Washington— llegó en una noche en la que Soto volvió a demostrar que su cambio a los Mets no frenó su producción, sino que la llevó a niveles nunca vistos en su carrera.
Más allá del poder, la temporada de Soto se ha convertido en una colección de rarezas estadísticas: al terminar este tramo de la campaña, el dominicano acumula cifras que lo sitúan en una categoría casi única —más de 100 carreras impulsadas y la misma cantidad anotadas, más de 100 bases por bolas, más de 30 robos y más de 40 jonrones— convirtiéndose en el primer jugador de este siglo en registrar esos números.
Además, la perspectiva del mítico 40‑40 (40 jonrones y 40 robos) sigue viva: ayer Soto robó su base número 34 de la temporada, por lo que, con poco más de una semana de calendario por delante, la opción de alcanzar 40 robos sigue siendo real si mantiene el ritmo en los próximos partidos.
Soto ya es el primer neoyorquino en la historia de los Mets en lograr un 40‑30 en una campaña, hazaña que alimenta la narrativa de que la franquicia cuenta, por fin, con un pelotero capaz de liderar una ofensiva completa.
Su contrato millonario y las expectativas generadas al llegar a Queens ahora se acompañan de números que justifican la apuesta, aunque el equipo en su conjunto no siempre haya respaldado su desempeño.
Hace exactamente una semana, los Mets atravesaban un momento complicado que incluso puso en entredicho su clasificación; los Gigantes de San Francisco estaban a medio juego de distancia del tercer puesto del wild‑card. Sin embargo, una buena serie contra los Padres de San Diego les brindó un respiro, aunque no suficiente como para bajar la guardia.
Esa irregularidad de los Mets tiene poco que ver con Soto, pues desde agosto el dominicano ha estado extremadamente encendido con el bate.
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