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El “proceso del siglo” del Vaticano combinó todo: una sección de suspense al estilo Dan Brown, otro tramo de drama legal propio de John Grisham y una pincelada de tragicomedia shakesperiana de bajo nivel.
El enigma financiero sobre la fallida inversión de 350 millones de euros de la Santa Sede en un inmueble de Londres llamó la atención por su elenco surrealista de personajes y por descubrir venganzas vaticanas, espionaje e incluso rescates papales a guerrilleros islámicos.
La instancia de apelación que arranca el lunes podría resultar igualmente explosiva.
RAZONES DE RELEVANCIA: Las audiencias podrían desvelar más información incómoda sobre el funcionamiento interno del Vaticano, incluyendo pormenores del papel activo del pontífice Francisco en todo este sucio asunto. Eso se debe a que recientemente se han puesto a disposición miles de páginas de mensajes de texto privados entre los implicados.
El proceso inicial comenzó en 2021 y se centró fundamentalmente en la propiedad de lujo en Londres.
La acusación sostuvo que los intermediarios y monseñores vaticanos estafaron a la Santa Sede con decenas de millones de euros en honorarios y comisiones para adquirir el bien, y luego extorsionaron a la institución por 15 millones de euros (16,5 millones de dólares) para que entregara el control del mismo.
DOS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN: La pesquisa originaria dio pie a dos corrientes principales que involucraban al cardenal Angelo Becciu, quien en su momento ostentó gran poder.
Una de esas ramas llevó a la sorprendente revelación de que Francisco había autorizado el pago de un rescate de hasta un millón de euros para liberar a una monja secuestrada por insurgentes islamistas vinculados a Al Qaida en Mali.
SENTENCIAS: Becciu fue hallado culpable de malversación por transferir 100 000 euros del Vaticano a una entidad benéfica controlada por su hermano, y por abonar cientos de miles de euros de la Santa Sede a un autodenominado analista de seguridad. Fue condenado a cinco años y medio de cárcel.
El juzgado también declaró culpables a otros ocho acusados por malversación, abuso de autoridad, fraude y cargos afines, aunque los absintió de varios delitos.
Todos los imputados proclamaron su inocencia y presentaron recursos contra la sentencia.
MENSAJES DE TEXTO: En los dos años transcurridos desde la emisión de las sentencias, se han publicado miles de páginas de mensajes y audios de WhatsApp entre algunos de los involucrados, generando nuevas dudas sobre la credibilidad del proceso y el sistema judicial vaticano. Estas comunicaciones, divulgadas por el diario Domani, sugieren una conducta controvertida por parte de la policía del Vaticano, la fiscalía y el difunto papa Francisco, y una campaña encubierta para perseguir a Becciu.
“Si se descubre que todos estuvimos de acuerdo, es el fin”, advertía un mensaje. “Porque si todos lo sabíamos, el juicio es nulo y es una conspiración”.
Los abogados de Becciu y de los demás acusados pretenden presentar las conversaciones como prueba: al menos uno de ellos dedicó 80 páginas de su escrito de apelación a describirlas.
Los juristas argumentan que los chats refuerzan su argumento de que sus defendidos no disfrutaron de un proceso justo en una monarquía absoluta donde Francisco intervino repetidamente en la investigación.
Aseveran que los mensajes demuestran que la pesquisa que originó el proceso, impulsada por el pontífice argentino como muestra de su compromiso con la reforma financiera, estuvo contaminada desde el comienzo.
POSIBLES IMPACTOS: Aunque se admitan, no está claro qué alcance podrían tener en los recursos, pues las condenas originales se sustentaron en otras pruebas. Las autoridades vaticanas han minimizado su relevancia, indicando que el tribunal no se basó en el testimonio de ninguno de los implicados.
Sin embargo, los chats ya han generado otras denuncias penales ante los tribunales vaticanos e italianos, y es probable que las defensas los invoquen en futuras apelaciones y disputas legales.
Una vez que las decisiones vaticanas sean definitivas, se solicitará a los tribunales italianos, británicos y de otras naciones su ejecución, incluida la posible imposición de penas privativas de libertad o indemnizaciones económicas procedentes de cuentas bancarias embargadas.
Estos juzgados extranjeros podrán examinar si el procedimiento del Vaticano resultó equitativo, y algunos defensores afirman estar dispuestos a elevar sus denuncias hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, alegando falta de justicia.
La Santa Sede sostiene que el proceso fue legítimo y que a la defensa se le brindaron todas las oportunidades para exponer su versión.
RECURSO DE LA FISCALÍA: Aunque Becciu y ocho personas más fueron condenadas por delitos financieros, el tribunal desestimó en gran medida la teoría global de la fiscalía sobre un gran complot para defraudar a la Santa Sede. El fiscal Alessandro Diddi, quien también dirigirá el recurso, reforzó su tesis inicial y pidió al juzgado que reconsidere todas sus absoluciones, salvo unas pocas.
En un mensaje de texto a The Associated Press, Diddi declinó hacer comentarios respecto a los chats.
CARDENAL ANGELO BECCIU: El cardenal, que en su día detentó gran poder, fue considerado un posible candidato papal para un futuro cónclave. Francisco lo retiró de sus funciones en 2020, antes de que fuera acusado, tras convencerse de que estaba implicado en irregularidades financieras derivadas de su época como número tres de la Secretaría de Estado.
MONSEÑOR ALBERTO PERLASCA: Perlasca fue el adjunto de Becciu y dirigió la oficina administrativa del Vaticano que gestionó la inversión en Londres. Por ese cargo, inicialmente fue uno de los principales sospechosos. No obstante, tras su primera ronda de interrogatorios en abril de 2020, Perlasca despidió a su abogado, modificó su versión y empezó a colaborar con los fiscales.
No fue procesado y se le incluyó en la lista de perjudicados, lo que le otorga derecho a una compensación por daños y perjuicios. Durante el juicio se supo que Perlasca había sido persuadido para cambiar su relato y volverse contra Becciu.
FRANCESCA CHAOUQUI: Quizá ninguno de los giros surrealistas del proceso resultó tan impactante como cuando Chaouqui, una controvertida figura del pasado vaticano, emergió como la gran protagonista en la transformación del testimonio de Perlasca.
Chaouqui, experta en relaciones públicas, es conocida por su papel en el escándalo “Vatileaks” de 2015‑2016, cuando el mismo tribunal la condenó por conspirar para filtrar documentos confidenciales del Vaticano a periodistas, imponiéndole una sentencia suspendida de diez meses.
Cuando Perlasca fue interrogado en el estrado, se descubrió que Chaouqui había participado en un elaborado complot con un amigo de la familia del religioso para convencerlo de volverse contra Becciu.
Chaouqui rechazó la solicitud de comentarios de la AP.
ANTECEDENTES CLAVE: Chaouqui alimentaba abiertamente su rencor contra Becciu, a quien culpaba de haber sido procesada en el caso Vatileaks. Vio la investigación de Londres como una oportunidad para exponer, a su juicio, las mentiras y delitos del cardenal, pero necesitaba que Perlasca se volviera en su contra para lograrlo.
GENEVIEVE CIFERRI: Ciferri es la amiga de la familia que se empeñó en ayudar a Perlasca a evitar ser procesado. Las 3 225 páginas de mensajes de WhatsApp recogen cuatro años de correspondencia —entre 2020 y 2024— entre ella y Chaouqui. Según las conversaciones, ambas idearon un plan en el que Chaouqui se hacía pasar por una magistrada retirada y ofrecía asesoría legal a Perlasca a través de Ciferri. Ciferri entregó parte de los mensajes a la fiscalía vaticana cuando comenzó a sospechar de Chaouqui, quien creía haber mentido sobre su estrecha relación con los investigadores y con Francisco.
En una declaración a la AP, Ciferri indicó que los mensajes no tenían relevancia para la apelación en sí, ya que las condenas no dependían del testimonio de Perlasca. Sin embargo, señaló que se trataba de un asunto “colateral” que estaba siendo investigado por separado.
“Persistir en exagerar la importancia de los chats no tiene sentido y es solo un pretexto inútil, mientras que la apelación se basará en los delitos reales y las responsabilidades individuales de cada persona por cada cargo”, escribió.
El Vaticano no ha puesto en tela de juicio la autenticidad del audio ni se ha pronunciado sobre su contenido.
FRANCISCO: El proceso reveló que el papa argentino intervino en la pesquisa al redactar cuatro decretos secretos que beneficiaron enormemente a los fiscales. Los decretos, firmados en 2019 y 2020, les concedieron amplios poderes investigativos, incluyendo escuchas telefónicas sin control y la posibilidad de desviarse de la legislación vigente.
Los defensores alegaron que esa intervención clandestina en una investigación penal por parte de un monarca absoluto con poder legislativo, ejecutivo y judicial supremo confirmaba la ausencia de separación de poderes en el Vaticano, impidiendo a los acusados un juicio justo.
El tribunal minimizó la importancia de los decretos. El fiscal los defendió por proporcionar garantías no especificadas.
LOS MENSAJES DE FRANCISCO: Pero luego aparecieron los mensajes de WhatsApp, que mostraron que el papa tenía un papel aún mayor. Se citan intercambios entre fiscales y Francisco sobre la investigación, afirmaciones de Chaouqui de que trabajaba para él y descripciones detalladas de interacciones entre el argentino y Perlasca, que vivía en la misma residencia.
Francisco incluso le prestó dinero a Perlasca después de que sus cuentas bancarias vaticanas quedaran congeladas, según la correspondencia.
Los mensajes incluyen fotografías de la correspondencia entre Francisco y Perlasca, incluida una en la que Perlasca solicita al papá…
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