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Cinco años tras sobrevivir a uno de los siniestros más recordados de la historia reciente de la Fórmula 1, Romain Grosjean volverá a ponerse al mando de un monoplaza de la máxima categoría. El piloto franco‑suizo participará con el equipo Haas en una sesión de pruebas TCP (Pruebas de Coches Previas) a bordo del modelo VF‑23 de hace dos temporadas, en el circuito italiano de Mugello, en lo que será un reencuentro cargado de significado tanto para él como para la escudería, con la que acumuló 104 puntos entre 2016 y 2020.
Grosjean lucirá un casco de edición limitada, adornado con los dibujos de sus tres hijos, que había planeado usar en lo que habría sido su última carrera de la temporada 2020 en Abu Dabi.
No llegó a estrenarlo porque, el mes anterior, sufrió el accidente del Gran Premio de Baréin, que pasó a la historia de la F1. El coche se dividió en dos partes y quedó atrapado contra la barrera mientras el combustible se incendiaba. El piloto requirió atención por quemaduras, perdió las dos últimas carreras de ese año y quedó sin plaza en la Fórmula 1 para 2021.
“Realmente no puedo creer que hayan transcurrido casi cinco años, pero regresar y hacerlo con mi antiguo equipo es algo realmente especial”, declaró Grosjean.
La prueba en Mugello, programada para este viernes, reunirá a Grosjean con antiguos integrantes del equipo Haas bajo la dirección de Ayao Komatsu, actual jefe de operaciones y quien fue su ingeniero de carrera en Haas y Lotus.
Según comunicó la escudería, el piloto ocupará el mismo coche que utilizó Nico Hülkenberg y Kevin Magnussen la temporada pasada. También formará parte del evento James Hinchcliffe, ex piloto de IndyCar y ahora analista de F1TV, que vivirá su primera experiencia al volante de un Fórmula 1.
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