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Recorrido. Kaspersky organizó una travesía para descubrir algunos de los atractivos turísticos del río Negro.
Afluente. Reconocido como el principal y más significativo afluente del río Amazonas.
Manaos, Brasil. – A las 9:30 am partimos del Uiara Amazon Resort hacia una excursión que se anunciaba como inolvidable: un día entero navegando por el río Negro de Manaos.
Éramos periodistas congregados para la Cumbre Latinoamericana de Seguridad de Kaspersky, y esa jornada nos deparó una experiencia amazónica dividida en dos embarcaciones: una destinada a los hispanohablantes y otra a los lusoparlantes.
Las aguas oscuras del río Negro nos ofrecieron una visión panorámica inicial de Manaos, capital del extenso estado de Amazonas; desde la barca, la ciudad se extendía como un vibrante escenario en pleno desarrollo, sustentado por industrias que van desde la refinería petrolera y la tecnología de la información, hasta el turismo, que convierte a esta zona en un punto de encuentro para viajeros de todo el mundo.
**Encuentro de aguas**
En una navegación de casi una hora arribamos a un espectáculo natural: el Encuentro de las Aguas, donde el río Negro fluye junto al Solimões sin mezclarse durante varios kilómetros.
Allí, inmersos en la inmensidad, comprendimos por qué este fenómeno constituye uno de los símbolos más impactantes del Amazonas: dos corrientes que conviven, cada una con su propia identidad, para dar origen al río más caudaloso del planeta.
**Gastronomía local**
La jornada continuó con una parada en uno de los restaurantes flotantes que reposan sobre el agua, donde saboreamos la cocina regional, con pescados, frutas y verduras de la zona.
Posteriormente nos dirigimos al siguiente punto del programa: la emblemática pesca del pirarucú, que –más que una captura– representó un acto de alimentar a este gigante de los ríos amazónicos, en áreas controladas del cauce.
Esta especie de pez de agua dulce se ubica entre los más grandes del mundo; los ejemplares pueden alcanzar hasta 4,6 m de longitud y 200 kg de peso, aunque en los últimos años los individuos suelen medir alrededor de 1,8 m y pesar unos 90 kg.
Cada uno de nosotros sostuvo la caña de bambú y percibió la potencia de ese pez, una criatura que lleva milenios habitando estas aguas. Entre risas y asombro, sonó la campana que nos indicó subir a la embarcación y proseguir hacia las siguientes paradas.
Después de más de una hora de navegación, llegamos al encuentro con los delfines rosados. Verlos emerger entre las sombras del Negro fue un privilegio difícil de describir. Sus juegos libres, aunque guiados por la expectativa de ser alimentados, recordaron que la vida pulsa con vigor en cada rincón del Amazonas. Estos delfines, conocidos como botos (Inia geoffrensis), están en riesgo de extinción; su frágil equilibrio debe ser preservado.
La tarde culminó con una visita a la Comunidad Indígena Cipia, situada a la vera del río Negro, en el lago do Castanhal da Tatulândia.
Nos recibieron con cantos, danzas y platos típicos.
Este encuentro y la alegría con la que compartieron sus tradiciones nos hizo reflexionar sobre la cultura como fuerza y resistencia, que se mantiene viva al ser transmitida.
Primero nos atendieron en el área destinada a la cocina, luego pasamos al espacio ceremonial, donde las mujeres de la comunidad pintaron nuestros rostros con sus diseños.
**Experiencia personal**
Una mujer de la aldea trazó en mi cara un símbolo especial y, al preguntarle su significado, respondió: “Esto es protección. Es como una serpiente que recorre la embarcación, que fluye y cuida”. Cada trazo llevaba un sentido, una energía que conectaba lo humano con la naturaleza.
Sentí que aquel gesto era mucho más que una simple decoración: era un recordatorio de que todo en la vida tiene un propósito.
Regresamos al hotel con la certeza de haber vivido algo más que un simple paseo turístico: una lección de respeto, conexión con lo ancestral y una conciencia sobre la urgencia de cuidar lo que aún nos queda.
**Detalles**
— 1 — Afluente
Considerado el mayor y más relevante afluente de la margen izquierda del Amazonas, el Negro recorre casi 2 250 km antes de verter sus aguas al océano, aportando cerca del 15 % del caudal total.
— 2 — Su color
El tono negro, que le dio nombre al río, proviene de la descomposición de materia orgánica en sus riberas y afluentes, y del bajo contenido de sedimento y lodo que transporta.
**Amazonas**
— Ciudad más grande
Manaos es la capital y la urbe más poblada del estado brasileño de Amazonas, y la séptima más grande del país, con una población estimada en 2024 de 2 279 686 habitantes, distribuidos en una superficie aproximada de 11 401 km².
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