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Houston. – Un sentenciado a muerte fue ejecutado con nitrógeno en Alabama este jueves, mientras otro recibió la inyección letal en Texas, lo que lleva a 33 el número de ejecuciones realizadas en Estados Unidos en lo que va de 2025.
Geoffrey West, de 50 años, fue condenado a pena capital por el homicidio en 1997 de Margaret Berry, de 33 años y madre de dos hijos, durante un robo en la localidad de Attalla. Will, hijo de la víctima, había suplicado que se anulara la ejecución de West, pero la petición fue rechazada por las autoridades.
“Lo siento… He pedido perdón en privado a la familia de Margaret Berry y me siento honrado por el perdón que me ha brindado su hijo, Will”, declaró West, según un comunicado difundido por su abogado a los medios. El condenado declinó pronunciar sus últimas palabras antes de la ejecución.
Por su parte, en Texas, Blaine Milam, de 35 años, fue ejecutado por el asesinato en 2008 de Amora Carson, la bebé de 13 meses de su novia, durante un “exorcismo”. Según los documentos judiciales, la niña fue “golpeada, estrangulada, mutilada sexualmente y presentaba veinticuatro marcas de mordeduras humanas que cubrían todo su cuerpo, en un caso que el médico forense describió como la peor brutalidad que había presenciado”.
“Quiero agradecerles especialmente a todos por su amabilidad, compasión, empatía, amor, apoyo y por creer en mí… Jesús, llévame a casa”, fueron parte de las palabras finales de Milam.
Sus defensores intentaron frenar la pena argumentando discapacidad intelectual, pero los tribunales desestimaron las apelaciones. El caso de Milam figuró entre los presentados en el documental de Werner Herzog de 2013 titulado “En el corredor de la muerte”. Con estas dos muertes, el total de ejecuciones en EE. UU. en 2025 asciende a 33, siendo Florida la que ha llevado a cabo la mayor cifra, con 12.
La hipoxia por nitrógeno, que consiste en introducir gas nitrógeno mediante una máscara facial para provocar la asfixia del condenado, ha sido denunciada por expertos de la ONU como un método de ejecución cruel e inhumano.
La pena de muerte ha sido abolida en 23 de los 50 estados de Estados Unidos, mientras que en otros tres (California, Oregón y Pensilvania) existen moratorias vigentes. El presidente Donald Trump es un firme defensor de la pena capital y, en su primer día en el cargo, solicitó ampliarla “para los delitos más viles”.
Trump firmó este jueves un memorando presidencial que ordena a los fiscales federales solicitar la pena de muerte en Washington, la capital del país, en los casos que correspondan.
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