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Especialistas resaltan la importancia de la lactancia materna y la incorporación de probióticos para mantener el equilibrio de la microbiota intestinal en los niños.
Santo Domingo – En la República Dominicana, al menos el 3 % de los bebés presentan trastornos gastrointestinales funcionales, como cólicos, estreñimiento, diarreas y reacciones a la alimentación, a menudo vinculados a un desequilibrio de la flora intestinal, condición conocida como disbiosis.
Con la finalidad de afrontar este problema y proporcionar herramientas útiles para su diagnóstico y manejo, la Sociedad Dominicana de Pediatría dedicó su última jornada formativa al tema de los probióticos en lactantes, subrayando también el papel fundamental de la lactancia materna como primera línea de defensa inmunológica.
Es relevante señalar que los trastornos gastrointestinales funcionales (TGIF) son afecciones digestivas crónicas que se manifiestan con dolor abdominal, distensión, diarrea o estreñimiento, sin que se detecten alteraciones estructurales ni metabólicas.
Durante el encuentro se discutió cómo patologías como el síndrome del intestino irritable, alergias alimentarias, enfermedades inflamatorias intestinales y los frecuentes cólicos del lactante pueden estar asociados a un desequilibrio de la microbiota, incidiendo negativamente en el desarrollo inmunológico y neurológico de los niños durante sus primeros años.
Elvis Florentino, pediatra gastroenterólogo y ponente invitado, explicó que la microbiota intestinal desempeña un papel esencial en la maduración del sistema inmune, metabólico y neurológico.
Afirmó que el intestino, conocido como “el segundo cerebro”, debe conservar un ecosistema bacteriano saludable para prevenir alteraciones en la salud general del menor.
Florentino indicó que la microbiota está constituida por millones de bacterias, levaduras, virus y otros microorganismos que cambian a lo largo de la vida.
Cito un estudio publicado en *Nature Reviews* (2017) que concluye que el cuerpo humano alberga hasta diez veces más células microbianas que propias, lo que enfatiza la necesidad de mantener el equilibrio microbiano desde los primeros meses de vida.
El especialista destacó que la leche materna aporta más del 30 % de las bacterias beneficiosas que forman la microbiota intestinal del bebé, convirtiéndola en un alimento crucial no solo para la nutrición, sino también para la salud digestiva e inmunológica del niño.
En los casos en que la lactancia exclusiva no es factible o necesita complementarse, el uso adecuado de probióticos con respaldo clínico representa una alternativa eficaz para prevenir y tratar problemas como los cólicos del lactante, estreñimiento funcional, diarrea asociada a antibióticos o infecciones, infecciones respiratorias del tracto superior y alergias alimentarias.
Florentino explicó que los probióticos son microorganismos vivos que, administrados en dosis correctas, modifican de forma positiva la microbiota del huésped, ofreciendo beneficios terapéuticos específicos. Subrayó que existen distintas cepas con características particulares, por lo que la selección debe ajustarse al trastorno a tratar.
Mencionó especialmente las cepas *Lactobacillus reuteri* (L. reuteri) y *Bifidobacterium lactis* (B. lactis), ampliamente estudiadas en el ámbito pediátrico. La evidencia científica respalda que estas bacterias probióticas pueden reducir notablemente los síntomas de los TGIF, particularmente los cólicos en recién nacidos y lactantes.
Estos encuentros mensuales organizados por la Sociedad Dominicana de Pediatría forman parte de su programa nacional de educación médica continua, orientado a actualizar los conocimientos clínicos de sus miembros y apoyar la formación integral de los residentes de pediatría en todo el país.
La entidad reitera su compromiso con la mejora constante de la atención médica infantil y adolescente en la República Dominicana, mediante el fortalecimiento del saber médico, la práctica basada en evidencia y la promoción de políticas de salud centradas en la primera infancia.
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