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La decisión sobre la resolución, cuya puesta en marcha es de carácter inmediato, se tomó con doce votos a favor y tres abstenciones.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó este martes la transformación de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití (MSS), que hasta ahora había sido liderada por Kenia, en una Fuerza de Eliminación de Pandillas (GSF). La iniciativa fue impulsada por Estados Unidos y Panamá.
En la votación final, la propuesta obtuvo doce votos favorables, tres abstenciones –de China, Rusia y Pakistán– y ningún voto en contra.
China explicó su abstención alegando que el “fracaso” de la MSS se debió, en parte, a que “un país importante” (referido a EE. UU.) “no cumplió sus compromisos iniciales” y que el gigante asiático no fue consultado al diseñar la resolución, la cual, según también señaló, “no incorpora un estudio previo de campo”.
“Seguimos considerando que el Consejo está siendo arrastrado a una aventura peligrosa y mal planificada”, añadió el enviado ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia.
La GSF dispondrá de un máximo de 5 500 efectivos policiales o militares, apoyados por 50 civiles, y su mandato inicial será de 12 meses, según el texto de la resolución al que tuvo acceso EFE.
La MSS, cuyo mandato concluía el jueves, había previsto alcanzar los 2 500 integrantes, pero finalizó con apenas 970 miembros, la gran mayoría (700) procedentes de Kenia, que encabezaba la operación en terreno.
La nueva misión continuará contando con el apoyo de policías kenianos y de otras naciones centroamericanas y caribeñas, a los que se sumarán refuerzos adicionales.
No obstante, la GSF lleva un importante interrogante: su financiación no está garantizada. La resolución indica que “el costo del personal será cubierto mediante contribuciones voluntarias” de los Estados que deseen participar.
Para la MSS se había presupuestado un gasto operativo de 600 millones de dólares en el primer año, pero solo se recaudaron 115 millones.
El redactado de la resolución, en la que Panamá también figura como promotora, resulta enrevesado y contradictorio en algunos aspectos, como la cláusula que subordina las operaciones de la fuerza a la Policía Nacional de Haití (PNH) pero, al mismo tiempo, le permite actuar de forma “independiente” para neutralizar a los pandilleros.
Otro punto que genera preocupación entre los defensores de derechos humanos es la frase que indica que la fuerza operará “de acuerdo con el derecho internacional y los derechos humanos, según corresponda”, lo que abre la posibilidad de vulnerar garantías de una población civil ya asolada por múltiples desastres humanitarios. En la práctica, la MSS ha cooperado con la PNH para restablecer el orden y, dada la documentación de ejecuciones extrajudiciales por parte de autoridades, se ha instado a evitar el uso de fuerza letal contra ciudadanos haitianos “a menos que representen una amenaza real”.
Una novedad de la resolución aprobada es la intención de incorporar elementos militares a la misión, lo que alarma a ONG porque están entrenados para otros tipos de tareas y no necesariamente para enfrentar el desafío de las bandas, que controlan el 90 % de la capital, Puerto Príncipe, y están arraigadas en los barrios mediante líderes comunales locales.
El texto reconoce también la necesidad de reforzar los recursos, la logística y el equipamiento de la nueva misión ante la “dramática expansión” de las pandillas (unos 5 500 integrantes en total), de los cuales hasta un 50 % son menores de edad. “Se adoptarán medidas para asegurar, cuando sea apropiado y factible, que los niños detenidos en estas operaciones sean remitidos a autoridades de protección infantil”, se indica, aunque sin detallar los programas de desarme y desmovilización requeridos.
Prioridad a las infraestructuras críticas
El documento que autoriza la GSF también subraya la importancia de proteger “infraestructuras críticas y de tránsito en coordinación con la PNH”, ya que el aeropuerto de la capital y los puertos están ahora bajo control de las pandillas, que incluso se benefician de la llegada de ayuda humanitaria. La MSS había planeado crear hasta doce bases operativas para consolidar puntos estratégicos, pero sólo logró abrir tres, evidencia de su fracaso frente al crecimiento de la coalición pandillera Viv Ansam.
En cualquier caso, esta nueva “fuerza” ha sido aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, pero sin un vínculo ni el sello institucional de Naciones Unidas, y no debe confundirse con las misiones de paz que operaron en Haití hasta 2017, evitando así cualquier asociación con un posible nuevo fracaso en la isla La Española.
Se prevé, sin embargo, que la GSF se coordine con una Oficina de Apoyo de las Naciones Unidas en Haití (UNSOH), de creación reciente, y que presente informes trimestrales al Consejo de Seguridad y a los donantes para evaluar sus niveles de éxito.
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