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Washington (EFE). — La imposibilidad de los republicanos y demócratas de pactar un presupuesto antes de la fecha límite fijada para este miércoles ha desencadenado un cierre del Gobierno Federal de EE. UU., que por ahora incide en servicios no esenciales, aunque podría comprometer otras funciones de la Administración central si el bloqueo legislativo se extiende.
Los dos partidos contaban con hasta las 23 h 59 min, hora local del 30 de septiembre, fecha en que concluye el año fiscal, para aprobar los fondos que permitan mantener operativas a pleno rendimiento a las agencias gubernamentales.
Hasta el martes, los republicanos solo habían conseguido agenciar dos de los siete votos demócratas requeridos en el Senado para aprobar un paquete de financiación provisional que habría mantenido al Gobierno en pleno funcionamiento durante otras siete semanas.
Por su parte, los demócratas tampoco alcanzaron los 13 apoyos que precisaba su proyecto presupuestario, que destinaba mayor inversión a la sanidad y que, al igual que la propuesta republicana, fue rechazada hoy mismo en la Cámara alta.
Para otorgar los sufragios necesarios al plan republicano, los liberales han señalado que precisan la renovación de los subsidios del programa Obamacare, cuya vigencia expira este año, y la revocación de recortes sanitarios incluidos en la amplia ley de reducción fiscal y presupuestaria impulsada por el presidente Donald Trump, algo que los conservadores solo están dispuestos a negociar una vez se aprueben las partidas económicas.
La cuestión ahora se centra en la duración de esta suspensión parcial de actividades de las agencias federales, que de momento no afecta a los servicios básicos del país.
Las fuerzas de seguridad, el ejército, los aeropuertos y la seguridad social seguirán operando con normalidad, pero preocupa que el personal de estas áreas no perciba sus salarios hasta que ambas bancadas resuelvan sus diferencias en el Congreso y aprueben un nuevo presupuesto.
En el último y más extenso cierre parcial del Gobierno Federal de la historia de EE. UU., que se prolongó durante un mes al comienzo del mandato de Donald Trump, la decisión de diez controladores aéreos que se dieron de baja por enfermedad provocó la paralización temporal del aeropuerto LaGuardia, en Nueva York, y demoras en varios aeródromos importantes del noreste y sureste del país.
Ese caos aéreo resultó determinante para que ambas cámaras llegaran a un acuerdo que puso fin al cierre gubernamental en enero de 2019.
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