Los hijos de Diddy claman entre lágrimas por una segunda oportunidad

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Nueva York — Seis de los siete hijos del rapero Sean Combs, conocido como Diddy, imploraron este viernes entre lágrimas al juez que le otorgue una “segunda oportunidad” durante la audiencia en la que el artista conocerá la condena que le corresponde por los cargos de transporte con fines de prostitución, delito por el que fue hallado culpable en julio.

“Le suplicamos que le brinde a mi papá una segunda oportunidad. Es mi héroe, y desde su detención ha cambiado radicalmente. Aún tiene mucho por aportar al mundo, sobre todo a sus hijos”, declaró, con la voz quebrada, Justin Combs, de 32 años, ante el tribunal federal del Distrito Sur de Nueva York.

Combs, de 54 años, se enfrenta a una posible pena de hasta 20 años de prisión, mientras permanece detenido desde septiembre de 2024.

Sus hermanos Chance, Christian, Quincy, Jessie y D’Lila también se pronunciaron ante el juez Arun Subramanian, describiendo a su padre como una persona servicial y siempre presente.

“No es perfecto, ha cometido muchos fallos, pero sigue siendo nuestro padre”, dijo, entre sollozos, Jessie Combs, quien tuvo que detenerse varias veces para secarse el rostro con un pañuelo.

Por su parte, Christian Combs afirmó que Diddy le enseñó a “tratar a las mujeres con respeto” y sostuvo que su madre “siempre la trató como a una reina”, a pesar de las denuncias de violencia doméstica presentadas por exparejas como Cassie Ventura.

D’Lila Combs, por su lado, manifestó su preocupación por su hermana menor, Love, de dos años, quien podría crecer sin la figura paterna.

Durante la audiencia, la Fiscalía y la defensa presentaron sus argumentos antes de que Diddy y sus abogados tomaran la palabra.

El magistrado Subramanian advirtió que, al dictar la sentencia, valorará no solo el delito, sino también la conducta del rapero al perpetrarlo, tomando en cuenta testimonios de agresión física contra exparejas como Cassie Ventura y otra mujer identificada bajo el seudónimo de “Jane”.

El artista, vestido con un suéter caqui y camisa blanca, ingresó al juzgado sonriente, saludó a su madre y abrazó a sus hijos antes de escuchar sus emotivos testimonios.