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Numerosos dilemas aparecen cuando no se dispone de datos sobre la voluntad del paciente.
Las decisiones morales en el servicio de urgencias presentan desafíos particulares, y uno de los más intrincados consiste en decidir si se debe realizar o no una reanimación. En entornos de alta presión, con escasa información y tiempo limitado, el personal médico tiene que actuar con celeridad, pero también con responsabilidad ética y clínica.
Reanimar supone intentar restablecer las funciones vitales tras un paro cardiorrespiratorio, pero no siempre representa la mejor opción. En pacientes en fase terminal, con enfermedades irreversibles o con indicaciones anticipadas como el “No Reanimar” (DNR), imponer una reanimación puede alargar el sufrimiento y vulnerar su dignidad. La ética clínica sugiere ponderar no solo la probabilidad de éxito, sino también la calidad de vida posterior y el respeto a la autonomía del individuo.
Numerosos dilemas aparecen cuando se desconocen los deseos del paciente, o cuando los familiares mantienen opiniones contradictorias. En ese caso, el juicio clínico debe equilibrarse con la compasión y la búsqueda del bien mayor. El principio de beneficencia orienta a actuar en beneficio del paciente, mientras que el de no maleficencia recuerda que no se deben infligir daños con intervenciones inútiles.
Formar al equipo sanitario en bioética y establecer protocolos claros resulta esencial para tomar decisiones éticas en momentos críticos. La ética en la urgencia no es solo teoría, es práctica con responsabilidad.
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En contextos de urgencia, el respeto a la autonomía del paciente puede verse tensionado por la velocidad con que deben tomarse las decisiones clínicas. La autonomía implica que el paciente tiene derecho a decidir sobre su cuerpo y tratamientos, incluida la negativa a procedimientos como la reanimación cardiopulmonar (RCP). Sin embargo, en muchos casos el paciente llega inconsciente o sin un documento claro que exprese su voluntad, lo que obliga al médico a decidir.
En este punto surge el conflicto entre la ética médica y el principio de autonomía. ¿Puede el profesional declinar la reanimación sin una directiva anticipada o sin conocer la voluntad del paciente? En ciertos países existen marcos legales que respaldan la decisión médica cuando la reanimación sería ineficaz o causaría daño.
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