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Miami (EE.UU.), 14 oct (EFE). – Florida tiene planeado superar este martes su propio récord anual de aplicación de la pena capital con la ejecución de Samuel Smithers, de 72 años, por el homicidio en 1996 de dos mujeres a quienes había pagado para mantener relaciones sexuales.
Si esta ejecución se lleva a cabo, Florida elevará a catorce el número de ejecuciones realizadas este año, marcando un máximo histórico para el Estado en lo que va del siglo.
Desde que el Tribunal Supremo de EE. UU. restableció la pena de muerte en 1976, Florida nunca había superado ocho ejecuciones en un mismo año, cifra que alcanzó por última vez en 2014.
Con la muerte de trece personas este año, Florida ya supera su récord histórico, adelantándose a cualquier otro Estado del país. Le siguen Texas, con cinco ejecuciones, y Carolina del Sur y Alabama, con cuatro cada uno, en medio de un repunte general del uso de la pena capital en EE. UU., tras varios años de ejecutorias menos frecuentes, según datos del Death Penalty Information Center (DPIC).
El caso de Smithers, que sería una de las personas de mayor edad ejecutadas en Florida, vuelve al asesinato en 1996 de dos mujeres en Tampa, a quienes golpeó brutalmente, estranguló y arrojó a un estanque, según los expedientes judiciales. En ese momento, el condenado trabajaba como jardinero.
El Tribunal Supremo de Florida rechazó la apelación de Smithers la semana pasada, incluyendo argumentos de que su edad lo hacía inelegible para la pena de muerte, bajo la prohibición constitucional contra castigos crueles e inusuales en EE. UU.
Aunque los jueces estatales determinaron que los ancianos no están automáticamente exentos de la pena capital, aún queda pendiente una apelación ante el Tribunal Supremo de EE. UU.
Smithers recibirá una inyección letal en la Prisión Estatal de Florida, método que se emplea en el Estado para las ejecuciones y que combina tres fármacos: un sedante, un paralizante y un agente que detiene el corazón.
Su uso ha generado controversia por los riesgos de sufrimiento físico durante el proceso, fallos en la administración de los fármacos y el debate ético sobre si constituye de hecho un método “humano” de ejecución.
Con esta muerte, Florida se reafirma como uno de los Estados que más recurre a la pena de muerte en el país. El gobernador, el republicano Ron DeSantis, ha autorizado hasta ahora 16 ejecuciones para este año.
Las próximas ejecuciones programadas son las de Norman Grim (28 de octubre) y Bryan Jennings (13 de noviembre), ambos condenados por homicidio.
Hasta la fecha, 35 reos han sido ejecutados en diez Estados diferentes de EE. UU. en 2025, cifra que ya iguala al total de 2014, año en que se registró la última vez un número tan elevado de ejecuciones en el país.
Si todo sigue según lo previsto, en 2025 se superará el total de 2014, ya que están planificadas al menos otras nueve ejecuciones para lo que resta del año.
Aunque Ohio emitió órdenes de ejecución para los próximos tres años, con 27 programadas, su gobernador, el republicano Mike DeWine, indicó que no se llevarán a cabo mientras no se adopte un nuevo método, tras calificar en 2020 la inyección letal como “imposible desde un punto de vista práctico”.
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