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El gobierno de EE. UU. ha descrito las nuevas normas como “de sentido común”.
Decenas de periodistas entregaron sus carnés de acceso y abandonaron el Pentágono el miércoles, rehusando acatar las restricciones impuestas por la autoridad a su labor, lo que aleja aún más a los corresponsales que cubren a las fuerzas armadas estadounidenses de su ámbito de acción. El gobierno de EE. UU. ha descrito las nuevas normas como “de sentido común”.
Los medios de comunicación rechazaron prácticamente por unanimidad las disposiciones anunciadas por el Secretario de Defensa, Pete Hegseth, que dejarían a los periodistas expuestos a la expulsión si intentaran publicar información —clasificada o no— que Hegseth no hubiera autorizado para su difusión.
Muchos reporteros esperaron juntos hasta las 4 p. m., hora límite fijada por el Departamento de Defensa para abandonar el edificio. Conforme se acercaba esa hora, cajas de documentos se alineaban en un pasillo del Pentágono y los periodistas llevaban sillas, una fotocopiadora, libros y fotos antiguas al aparcamiento desde sus puestos de trabajo repentinamente abandonados. Poco después de las 4, entre 40 y 50 periodistas se fueron en grupo tras entregar sus carnés.
“Es triste, pero también me siento muy orgullosa del cuerpo de prensa que nos ha mantenido unidos”, declaró Nancy Youssef, corresponsal de The Atlantic que ha ocupado un escritorio en el Pentágono desde 2007. Llevó un mapa de Oriente Medio a su coche.
Aun así, es poco probable que las imágenes de periodistas protestando contra los obstáculos a su trabajo conmuevan a los seguidores del presidente Donald Trump, muchos de los cuales desconfían de la prensa y celebran sus intentos de entorpecerla. Trump ha protagonizado litigios contra The New York Times, CBS News, ABC News, The Wall Street Journal y The Associated Press durante el último año.
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