Salud

Compra hoy, lamenta mañana: así opera el trastorno de la compra compulsiva

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Cada semana, sacrifica horas de sueño para poder salir antes del trabajo y dedicarse a comprar.$$$$"Me genera mucha calma.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Elisa, un ama de casa de 73 años, sencillamente no puede evitarlo. Un par de veces a la semana, o tres, se lanza a recorrer los mercadillos de la Comunidad de Madrid, siempre a la caza de una buena ganga, aunque esto le genere roces y molestias con su marido.$$$$Madrid.- Hablamos de la compra compulsiva, también conocida como oniomanía, un desorden de tipo psicológico en el que la persona siente una necesidad irrefrenable de adquirir objetos, casi siempre inútiles, que terminan amontonados en cajas y armarios, siendo la ropa y los accesorios los más comunes.$$$$Este problema ya afecta a un 5 % de la población, según los datos que maneja la Sociedad Española de Patología Dual.$$$$Comprar de manera incontrolada, sea en tiendas físicas o a través de internet (‘online’), se convierte en un escape de la realidad, inyectando una dosis de dopamina rápida. Sin embargo, a esta euforia le sigue la tristeza, los sentimientos de culpa, los problemas económicos y las crisis en las relaciones personales y de pareja.$$$$Lo crucial es poder identificar si este hábito se ha descontrolado y si detrás de él se esconde una problemática que requiere atención especializada.$$$$Elisa, un ama de casa de 73 años, reitera que le es imposible detenerse. Dos o tres veces por semana, visita los mercadillos madrileños con el objetivo de hallar esos “chollos”, aun a riesgo de discutir con su esposo.$$$$”En realidad, no necesito nada, pero me fascina encontrar cosas muy baratas. Especialmente ropa, pañuelos, guantes y gorros… A veces hay auténticas maravillas por solo uno, tres o cinco euros”, confiesa ella a la agencia EFE.$$$$Comprar hoy, sentir culpa mañana: así opera esta adicción a la compra.$$$$Idéntica situación vive Isabel, de 41 años, una clienta habitual de mercadillos y tiendas de moda rápida. Cada semana, sacrifica horas de sueño para poder salir antes del trabajo y dedicarse a comprar.$$$$”Me genera mucha calma. No me importa tener la misma falda o el mismo par de zapatos en varios colores diferentes”, explica esta profesora de educación infantil, quien no cree padecer una adicción: “Es mi pasatiempo (‘hobby’) y lo gozo muchísimo”.$$$$En contraste, encontramos a Sofía (nombre supuesto), una administrativa de 51 años, que hace sus compras ‘online’ desde la comodidad del sofá y a duras penas llega a fin de mes. “Compro todo lo que me llama la atención; me libera, me da bienestar, aunque luego me arrepienta”.$$$$La facilidad, el anonimato y la velocidad del comercio electrónico “hacen que la compra se vuelva incluso más adictiva”, comenta a EFE la doctora Marisol Roncero Rodríguez, psiquiatra en el Centro AdCom IPSM del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.$$$$No obstante, la compra compulsiva también es muy frecuente en los mercadillos, tiendas de moda fugaz y bazares, “sitios donde se adquieren productos a precios muy asequibles, lo que disimula la sensación de estar haciendo un gran desembolso”, argumenta Roncero.$$$$Los artículos de vestimenta y los accesorios son los preferidos. “Frecuentemente, estas adquisiciones son un acto impulsivo en respuesta a estados de malestar emocional”, añade la psiquiatra. Destaca que casi el 80 % de los casos son mujeres de entre 45 y 55 años que gastan poco tiempo en el acto de compra, si bien, en los últimos tiempos, se observa un aumento de adultos jóvenes comprando ‘online’.$$$$Aunque este comportamiento no está clasificado como una adicción específica en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, quinta edición (DSM-5), la compra impulsiva sí figura dentro de los trastornos del control de impulsos; además, la evidencia científica reciente tiende a clasificarlo como una adicción a nivel conductual.$$$$Entre un 50 % y un 90 % de las personas con trastorno de compra compulsiva presentan simultáneamente algún tipo de trastorno depresivo (como distimia o depresión crónica, trastorno depresivo mayor, la fase depresiva del trastorno bipolar tipo II, etc.), un fenómeno conocido como patología dual.$$$$”La depresión es una enfermedad marcada por la tristeza y la falta de energía (apatía), mientras que comprar produce un alivio (placer) instantáneo, si bien muy breve. Por lo tanto, si alguien sufre de síntomas depresivos, esta sensación placentera le hace más susceptible a la compra compulsiva, encontrando en ella una fuente de satisfacción temporal”, explica la psiquiatra.$$$$Se compra para escapar o reducir el malestar emocional, dado que “el acto de comprar genera un placer inmediato, al que le sigue el arrepentimiento, la vergüenza y, por supuesto, la culpa”.$$$$También ocurre el fenómeno inverso. “Hay personas que, a raíz de la adicción a comprar, finalmente desarrollan síntomas depresivos”, agrega Roncero. La experta señala que este trastorno puede manifestarse junto a otras complicaciones de la salud mental, como desórdenes alimenticios o ansiedad.$$$$Las liquidaciones y precios de oferta son siempre un reclamo poderoso, “pero en casos de descontrol, el atractivo de las ofertas o descuentos pierde relevancia”, indica Roncero, quien insiste en que diagnosticar este trastorno precozmente es difícil.$$$$Los afectados solo buscan ayuda profesional cuando sus familiares descubren la magnitud de sus problemas, por lo general al percatarse de deudas financieras muy elevadas.$$$$Y la gestión de este endeudamiento resulta muy problemática. “Ellos no tienen un control o una noción clara de cuánto dinero gastan. Lo ocultan y continúan pidiendo préstamos hasta que la situación es innegable para la familia y el círculo cercano”.$$$$Esto desemboca en conflictos de pareja y familiares: pérdida de la confianza, peleas constantes y, a menudo, la separación. “Muchas veces, la familia (o pareja) no logra comprender la naturaleza del problema del paciente; lo juzgan y lo culpan sin saber cómo ofrecer ayuda”, explica Roncero, quien subraya la necesidad vital de buscar asistencia profesional (ya sea de un psicólogo o un psiquiatra) sin demora.$$$$Vivimos en una sociedad plenamente enfocada al consumo veloz y constante. Sin embargo, frases comunes como “Soy incapaz de ahorrar” o “Comprar cosas me hace sentir mejor” no son, por sí mismas, indicadores de este trastorno.

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