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WASHINGTON.- “Tú tampoco me caes bien. Y probablemente nunca lograré que me agrades”, espetó Donald Trump al embajador australiano Kevin Rudd, delante del primer ministro Anthony Albanese y los medios de comunicación asistentes, durante una cumbre llevada a cabo en la Casa Blanca.
La escena fue inicialmente tensa, pero terminó con un estallido de risas generalizadas en el salón del gabinete. El intercambio de réplicas sirvió para romper el hielo en una conferencia que amalgamó diplomacia, humor y asuntos de política internacional, justo después de que Trump y Albanese estamparan su firma en un acuerdo sobre minerales esenciales y tierras raras, valorado en miles de millones de dólares, tal como informó la agencia Reuters.
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El comentario sorpresivo surgió cuando un periodista australiano le preguntó a Trump si estaba al tanto de las críticas que Rudd le había proferido hacía años. En 2021, el entonces ex primer ministro australiano había tildado a Trump de “bufón del pueblo” y de “personalidad intelectualmente poco sobresaliente”, declaraciones que él mismo eliminó posteriormente al asumir su nuevo cargo diplomático.
Trump, aparentemente desinteresado en el trasfondo del asunto, respondió con un tono de ironía:
“¿Algún embajador dijo algo? No sé nada de él. Si acaso dijo algo inapropiado, tal vez debería considerar disculparse”.
Cuando Albanese le hizo notar a Trump que Rudd se encontraba sentado a la misma mesa, el presidente estadounidense replicó sin pensarlo:
“Tú tampoco me agradas y es muy probable que jamás lo hagas”, desatando una ola de carcajadas en toda la sala, incluso por parte del propio primer ministro australiano.
Más tarde, algunos testigos aseguraron que Rudd se aproximó a Trump para ofrecerle unas disculpas formales por sus comentarios vertidos en el pasado.
El momento político de mayor trascendencia de la jornada fue la rúbrica de un convenio estratégico de $8,500 millones de dólares centrado en tierras raras y minerales fundamentales, insumos imprescindibles para la manufactura de vehículos eléctricos, sistemas de radar y motores de aeronaves.
Al momento del anuncio, Trump aseguró:
“En el lapso de un año, aproximadamente, dispondremos de tantos minerales esenciales y tierras raras que no sabremos qué destino darles”.
Por su parte, Albanese describió la iniciativa como un “cauce de oportunidades listo para ser puesto en marcha”.
El acuerdo se materializa en un contexto de creciente competencia entre Estados Unidos y China por el dominio de los recursos minerales de gran valor estratégico. Beijing ostenta las reservas más grandes del mundo, pero Australia también goza de una posición destacada en el sector minero.
La suscripción del pacto sucede justo antes del encuentro programado entre Trump y el presidente chino Xi Jinping, en Corea del Sur. Este entendimiento busca robustecer la alianza entre Washington y Canberra con el fin de limitar la influencia china en la región del Indo-Pacífico.
Además del acuerdo minero, Trump ratificó su respaldo al pacto AUKUS, firmado en 2023, el cual habilitará a Australia para adquirir submarinos con propulsión nuclear procedentes de Estados Unidos y el Reino Unido.
Trump garantizó que el acuerdo “avanza a toda velocidad” y minimizó los ajustes técnicos, calificándolos como “asuntos de menor importancia”.
A pesar del agudo intercambio con Rudd, el encuentro entre Trump y Albanese fue catalogado como cordial y altamente productivo. El mandatario estadounidense resaltó su “excelente conexión personal” con el primer ministro australiano, y ambos mandatarios reiteraron su compromiso mutuo con la seguridad y el comercio bilateral.
Incluso figuras que Trump había criticado duramente con anterioridad, como Marco Rubio –quien ahora funge como Secretario de Estado–, tomaron parte en la reunión, lo que parece indicar una clara voluntad por parte del presidente de dejar atrás las viejas disputas políticas.
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